Vida, entropía controlada

"Un organismo vivo [...] produce entropía positiva -y por ellos tiende a aproximarse al peligroso estado de entropía máxima que es la muerte-. Sólo puede mantenerse lejos de ellas [...] extrayendo continuamente entropía negativa de su ambiente. De lo que un organismo se alimenta es de entropía negativa"


Erwin Schrödinger, el único físico con un gato zombie (no muerto ni vivo).

49 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Pero la extrae con o sin intención?

Anónimo dijo...

¿Qué motiva a los seres vivos para luchar sin descanso contra la amiga entropía, contra su fatal destino?

Tay dijo...

Hola Gregorio

Pues, desde mi perspectiva habitual...

La intención y la motivación son propias del cerebro complejo, pero no necesariamente de cualquier forma de vida.

El ser vivo está continuamente engañado con "mentiras piadosas", manipulado por su propia complejidad, pues existen explicaciones funcionales y causales.

El animal come por dos motivos, hambre y mantener su sistema estable, uno de esos motivos es el "actor" y otro el motivo real "manipulador tras la cortina".

Pd: Estas mejor?

Anónimo dijo...

¿Por qué producimos y cómo entropía positiva? ¿A qué llama Erwin Schrödinger entropía positiva y negativa, tiene algo que ver con los electrones?


Saludos.


Postdata: ¿Gregorio, tienes el síndrome post-vacacional?

J
osé
M
anuel

Manu dijo...

Tenía una lumbalgia que lo tenía a él postrado en su lecho, querido Jose Manuel.

Veo que se va recuperando ;-)

Un abrazo a todos/as.

Anónimo dijo...

No, José Manuel. Lo que tengo es una emergente hernia discal que me tiene un pelín trastocao.

tay, eso será siempre y cuando entiendas "intención" y "motivación" en un único modo -llamémosle sentido-, por eso lo ciñes a los cerebros complejos, ¿no?

Pero la 'intención' no tiene necesariamente que estar ceñida a esas estructuras, sobre todo si desentrañamos el término como ocurrió en la comunidad. Recordémoslo si quieres, ya que aquello se esfumó.

El término "intención", cristalizado, ha ido tomando cuerpo hasta quedarse anclado en el sentido que expones, pero vayamos a las tripas del mismo y dotémosle de vida. Hagamos que fluya de nuevo. Descompongámoslo en dos partes: "in" y "tención", pero no de tal guisa que parezcan dos cosas sino tan sólo para poder diferenciar procesos integrados en un sólo fenómeno. Luego fijemos la mirada en los términos así diferenciados para ver qué nos dicen:

(No quiero que te pierdas en el lenguaje. No serviría a los propósitos de la presente exposición. Ya sabes que los términos que evocan procesos suelen llamarme mucho la atención y este es uno de ellos, así que intenta seguir los pasos de esos procesos en todo lo que puedas.)


El término "in", tal y como lo entendemos en castellano nos evoca un proceso interno, algo que ocurre 'dentro' del ente que estemos investigando. Imagínatelo como una 'corriente interna', como un flujo.

¿Qué es lo que fluye por dentro? Pues fluye el término que acompaña al "in": "tención".

"Tención" proviene del verbo "tender" de modo que su definición habitual debería ser: "acción de tender". Aquí podemos interpretar el "tender" de varias formas, dependiendo de la acción que queramos describir.

Podemos imaginarnos la "acción de tender" la ropa, pero dado que en sentido estricto no estamos tendiéndola sino más ex-tendiéndola en un lugar en alto para que se seque obviemos esa interpretación. Centrémonos en una que ocupe todo el rasgo de significación, imaginándonos por ejemplo el "tender" como un 'movimiento (NATURAL: espontáneo y sin doblez) hacia' algo.

P.e. si hablamos de ex-tender lo que tenemos que imaginarnos es un 'movimiento hacia' el exterior. El caso de la ropa nos valdría si no nos confunde el uso habitual de 'tender la ropa'. Digamos que sería como un 'despliegue' de algo. Algo estaba plegado y mediante ese 'movimiento hacia' fuera lo ex-tendemos.

P.e. si hablamos de en-tender lo que tenemos que imaginarnos es un 'movimiento hacia' una superficie. Se 'tiende' encima de una superficie, como por ejemplo podemos dejar las viandas en(cima) un mantel para el pic-nic. No metemos las viandas dentro del mantel, simplemente las disponemos sobre su superficie. Aquí seguro que ya estás recordando la distinción que hago entre entender y comprender.

P.e. cuando hablamos de pre-tender lo que nos podemos imaginar es una disposición previa ("pre") que indica el camino a ese 'movimiento hacia' que es el tender. Aquí el término NATURAL viene que ni pintado porque esas disposiciones previas -motivaciones- no tienen que estar dirigidas por un sujeto cognoscente. No necesitan de un centro gestor. Es 'información consciente' todo el tiempo pero no hay algo así como una 'subjetividad' en todo lo alto dirigiendo. Cuando se comprende completamente la identidad última entre 'ser' (no EL ser como una cosa) y 'conocer' se sabe que esos 'movimientos NATURALES hacia' se bastan y se sobran para proveer todo el conocimiento necesario. En siendo se está conociendo de modo inmediato. ;D

P.e. cuando hablamos de a-tender lo que observamos es un 'movimiento hacia' algo que está a nuestro alcance y requiere de toda nuestra atención -valga la redundancia-.

P.e. por último, cuando hablamos de in-tender o in-tención lo que veremos es un 'movimiento hacia' dentro para procurarse cuidado. Una bacteria cuida de sí misma aunque no SEPA que lo está haciendo. No necesita saberlo para hacerlo. Al ser disposiciones naturales no necesitan de algo parecido a un centro rector de operaciones. Sólo el paso de lo simple (sin-pliegues) a lo complejo (con-pliegues) necesita de algo más. Pero cada 'movimiento hacia' el interior de todo ser es en puridad una INTENCIÓN.

Como es lógico, habrá multitud de 'modos de ser' de ese ente que hemos bautizado como intención. Y uno de ellos es el modo de ser típicamente humano, pero pre-tender que es el único modo es como insistir empecinadamente en que la 'vida' tiene un sólo modo de mostrar su ser. Y eso lo hemos discutido unas cuantas veces, por lo que entiendo que, en cierto modo, andamos cerca de consersuar la visión. Ya sabes que no me gusta ceñir (cristalizar) mucho los términos porque acaban por apagarse y luego cuesta darles de nuevo vidilla (cosas con alegría).

Anónimo dijo...

Bueno, se me olvidó hablar de las 'tendencias', que cuando son NATURALES las solemos llamar PROPENSIONES.

Anónimo dijo...

Fe de erratas, grr: donde pone "rasgo" ha de poner "rango".

Manu dijo...

Grego, Grego, tanto tiempo postrado te ha hecho proclive a ver "tendencias" a tender por todas partes ¿eh? ;-9

Cuidate.

Anónimo dijo...

Decir, a este respecto, que no es posible la "atención" sin "intención".

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Pues sí, Manu. Y dentro de un rato tendré que tenderme en la cama.

Pero ojo, la noción de "tendencia natural" es de nuestro amado Karl Popper, que no es precisamente un miembro de los denostados místicos de oriente. :) Y él también veía tendencias.

Tay dijo...

Gregorio

Recuerdo tu distinción entre entender y comprender, me gustó, de hecho procuro distinguirlos incluso en el lenguaje habitual.

En efecto, (algunas de) nuestras diferencias surgen del vocabulario, mucho menos preciso en mi caso, (todo hay que decirlo...) intención y pretensión en mi cabeza ocupan un mismo lugar, he ahí el primero de los "problemas".

Entiendo que la motivación requiere el sujeto consciente, mientras que la pretensión no.
La motivación es dependiente de la emoción, la pretensión es la preparación a una tendencia, a tender algo, un proceso anterior a tender, a expresar.

...

Pero, a mi entender, para que se dé un proceso interno de estas características ("in-", in-tención, "tender"-"dentro") debe existir dentro un sistema modificable capaz de tal proceso, no? Por decirlo de algún modo… con espacio para tender el mantel y que quepan en el las viandas.

Entiendo que el cerebro es "solo" un sistema, al igual que lo es cualquier otro, por lo que "juega" con las mismas reglas, pero la forma en la que procesa la información es especialmente compleja y ordenada, siendo un sistema tan complejo es adaptable y sensible (dos aspectos distintos y relacionados) a muy pequeños cambios...

...la complejidad del comportamiento bacteriano (comportamiento en su sentido más amplio) al lado del cerebro de un mamífero es una roca solida invariable e inadaptable…
Pero el cerebro depende de su historia evolutiva, que dicho de otro modo, es una historia transpersonal, una memoria de especie, de Genero, de Filo, de ser vivo, etc
Como individuos sufrimos una especie de constricción en vida

http://es.wikipedia.org/wiki/Constricci%C3%B3n_(biolog%C3%ADa)

, donde nuestra capacidad de variación está condicionada por nuestra historia heredada.

Te pregunto… al ser un sistema más complejo y más sensible al cambio (plasticidad), en tu visión, es también un sistema más sensible a estas “tendencias”… me equivoco?

Quizá me haya expresado regular, si no queda claro lo intento mañana otra vez

Un saludo

Tay dijo...

José Manuel

Como sabes, la entropía como perdida del orden, es la tónica fundamental en el universo si este se mira a grandes rasgos, pero los seres vivos constituyen una excepción temporal a esta norma. Tienden a revertirla, buscando el orden en su propio sistema, la entropía negativa es la llamada neguentropía.

Si observas a un organismo vivo como un enorme sistema donde la energía entra y sale, que interactúa con su entorno extrayendo energía de él para alimentar el sistema... al tiempo que observas el entorno como sistemas y subsistemas bajo las leyes de la física.
Los organismos aparecen como pequeñas "resistencias" a esa tónica general, los sistemas cerrados luchan por mantenerse estables, dando la vuelta a la entropía para ordenarse y seguir existiendo.

Un saludo (vuelvo a disculparme si no he sido claro, se me hace tarde y no me da tiempo a ordenar mi cabeza, se me "llena" de entropia)

Anónimo dijo...

tay

El tema de las distinciones no es un adorno prescindible. Ayuda, y mucho, a la hora de afrontar situaciones aparentemente iguales o tan similares que no vemos diferencia alguna. De hecho, siempre que pienso en la genuina labor filosófica se me representa como un 'arte de distinguir' que, cuando se complica -se añaden pliegues innecesarios; los necesarios la hacen más compleja, más rica- termina por convertirse en el 'arte de distinguir(se)'. Tal vez por ese motivo tenga tan mala prensa entre la gente de a pie, que ve en la filosofía un ejercicio de lucimiento personal muy alejado de su propio sentir. Pero eso va a cambiar, a medida que la corriente de filosofía práctica se asiente en nuestro país. Ya son muchos los filósofos que están en esa onda, dispuestos a todo con tal de que esa forma de 'vivir la filosofía' impregne el corazón de la gente común y no sólo de una élite intelectual.

Échale un ojo a este link sobre la 'motivación' en psicología y verás que es un término bastante más amplio de lo que se te representa así a vuelapluma. Y eso que me estoy ciñendo a ese contexto porque una vez leí una definición amplia de motivación que me hizo cavilar: "disposición previa a la acción": pre-disposición a la re-acción.

http://www.ideasapiens.com/psicologia/cognitiva/intro.%20_analisis_%20concepto_%20%20motivacion_.htm

Si recojo cómo te representas a la pretensión: "preparación a una tendencia, a tender algo, un proceso anterior a tender, a expresar" veo bastantes similitudes. No veo que sea una condición indispensable la presencia activa de un sujeto consciente para que se dé 'motivación' en sentido amplio. Pero bueno, si me lo explicar mejor seguro que logro verlo.

En cuanto a tu pregunta sobre si un sistema más complejo es más sensible a estas "tendencias" diría que sí, siempre teniendo en cuenta la distinción hecha al inicio de la respuesta entre complejo y complicado. Ambas palabras provienen de una misma raíz, pero sus significaciones han ido variando. Así, entendemos algo complicado como algo enredado, confuso. En cambio, lo complejo nos parece especialmente armonioso. Por eso te decía que "complicado" es aplicar pliegues innecesarios y "complejo" es aplicar pliegues necesarios. El "plex" que une ambos términos significa tanto un "pliegue" como un "abrazo". Los sistemas complejos logran 'abrazar' más que los simples (sin pliegues, sin abrazos) y mejor que los complicados. Esta distinción se denota mejor con un ejemplo.

Cuando tú conduces un vehículo has de tener en cuenta varios factores y manejarlos coordinadamente de tal manera que cuando se produzcan imprevistos tu conducción no se vea alterada y perjudicada. Con una adecuada preparación, vas 'abrazando' cada vez más factores y los 'abrazas' mejor. Eso es producto del aprendizaje. En cambio, si eres un manta en eso de conducir y tratas de llevar el vehículo terminas por aturrullarte porque querrás 'abrazarlo' todo de mala manera, se te hará complicada la conducción y tus respuestas no serán eficaces. Creo que es sencillo de entender, incluso de comprender.

En ese sentido, un sistema complejo abraza más y mejor las diversas tendencias y posee mayor y mejor sensibilidad. Eso nos hace pensar erroneamente que la genuina "intención" es la que se desarrolla dentro (otra distinción que tengo preparada para el blog, junto a las propensiones) de un sistema complejo. Pero, como bien indicas anteriormente, el cerebro tiene una historia evolutiva -de una menor a una mayor complejificación- en la que diversas tendencias son abrazadas e integradas adecuadamente en ese sistema cada vez en mayor número y de mejor 'calidad', en una suerte de aprendizaje. Y lo genuino, como lo primario o fundamental, lo inicial u originario se ha de encontrar en los sistemas más simples, en esos que apenas abrazan tendencias pero que de algún modo tienen que abrazar alguna para que se dé lugar un efectivo aprendizaje. Si el sistema simple aprende a abrazar tendencias cada vez le costará menos hacerlo, se manejará con más soltura (sin necesidad de tener un 'instructor de conducción'). El simple vivir es fuente inagotable de experiencias que se aprehenden. Y eso ocurre, tiene que ocurrir desde el principio. No aparece al final de la historia o cuando es muy compleja. Lo complejo emerge de lo simple; las tendencias complejas emergen de las tendencias simples. Evolución.

"Intención simple" sigue siendo intención. Que existan "intenciones complejas" y que a éstas las denominemos "intención" (sin mayor matización) sólo muestra nuestra facilidad para CRISTALIZAR términos y agotar todo su potencial ciñéndolo a un único modo de ser. ¿Por qué se hace esto? ¿Qué necesidad hay en ello? Si no es para no incomodar a la mente y que esta se sienta confortable con alguna certeza la verdad es que no me lo explico... ¿Tú sí?

Tay dijo...

Hola Gregorio

Por supuesto, no es un adorno, la precisión es fundamental para no vivir en un mundo "pixelado".

Respecto a "los filósofos", no creo que el problema sea ese, pocos pueden tomar la filosofía como un lucimiento personal, más bien creo que vivimos en un mundo que valora el aspecto práctico de la vida infinitamente más que el teórico, motivo por el cual los psicólogos son considerados unos charlatanes y su trabajo una pérdida de tiempo (al menos en este país).

El link me lo guardo y espero poder echarle un vistazo esta noche, ya te comentaré.

La definición de pretensión que te he dado... es a raíz de tu comentario anterior, por eso no encuentras la necesidad de un sujeto. El problema radica, como comentas al final de tu texto, en la necesidad de comodidad de la mente y (añado) del lenguaje practico, se asume que la pretensión es propia del sujeto, pues solo en el sujeto la encontramos en el lenguaje común...

Expresiones como... "esas nubes pretenden mojarnos" o "este ordenador pretende bloquearse" quedan restringidas a comentarios simpáticos en los que se les atribuye una personalidad a sistemas no biológicos.

Supongo que cristalizar términos es el resultado de usarlos repetidamente en situaciones limitadas.

Un saludo

Anónimo dijo...

Vaya, se perdió el comentario que te hice... Qué cruz, me ha recordado a la comunidad.

Te decía que tienes razón con los ejemplos de las nubes y los ordenadores. El uso común (cristalizado) de esos términos lleva a situaciones tan estrafalarias como esas. Esa suele ser un crítica habitual al 'animismo' mítico (a la creencia en que realmente las nubes tienen 'alma' y actividad propositiva) con toda la razón del mundo, claro.

Pero bueno, ya sabes lo que pienso de esos sistemas. Las nubes no son en ningún caso un sistema con propósito porque entre otras cosas carece de conciencia de ser. Se trata más bien de una disposición peculiar de la materia en la que, a lo sumo, podríamos asimilarlo a la cola de una taquilla. Todos están allí, y todos compran entradas. Eso puede hacernos pensar que la cola en sí tiene el propósito de adquirir entradas, un absurdo. Lo único que podemos hacer es trascender esa mirada (la de considerar la cola un ser en el sentido de entidad con propósito) y centrarnos en los individuos o grupos de ellos que sí tienen propósito de comprarlas. El enfoque cambia la visión y la realidad -subjetiva- se torna otra.

Vaya, salió algo distinta a la anterior. Espero que ésta caiga...

Tay dijo...

Gregorio

Has tenido un "déjà vu-smartiano".

Acabo de leer el "link de la motivación" que me dejaste. En verdad es muy amplio, como realmente cualquier cosa que nos pongamos a estudiar con la suficiente paciencia analítica, no crees?

La psicología va de la mano de la filosofía en este aspecto (opino), suelen decirte lo que ya sabes, pero no sabes que lo sabes.

Eso sí, he echado en falta la psicología evolutiva en esos "tipos de motivos".

Respecto a los sistemas del ejemplo, claro, son sistemas excesivamente abiertos/cerrados y simples, no tienen "alegría".

Un saludo

Anónimo dijo...

Exacto, no tienen "alegría". Les falta ese soplo, ese aliento que permita el "abrazo". Y no actúan, no pueden actuar como un sistema complejo con propósito unificado. Lo demasiado abierto o lo demasiado cerrado no permite la entrada e in-fluencia de la "alegría".

Nuestra mente sigue siendo smart, tay. Demasiado traumática la salida y muchos buenos momentos.

Tay dijo...

Yo diría que lo demasiado abierto no tiene tiempo de captar la "alegría" y lo demasiado "cerrado" cuando se abre, es demasiado tarde, pues no se adapta.

La "alegría" se aprecia en la complejidad con ese equilibro abierto-cerrado que caracteriza y hace tan sensible a la vida biológica.

Efectivamente, nuestro pensamiento continua siendo "smart" de hecho, no se cuanta gente (ajena a la comunidad) podría entender este último mensaje si no relee todos los anteriores de esta entrada o ha leído algo de los razonamientos desaparecidos.

Pensé en revivirla uniendo en un único blog a todos los que movíamos aquello, sería interesante proponer un punto común de expresión, podríamos compartir ideas más fácilmente y como extra, seguro que tendría éxito.

Un saludo

Anónimo dijo...

Buena idea, Tay, un blog smartiano.

En cuanto a la vida y la entropía, téngase en cuenta que se basa en la autoorganización, que es algo propio de algunos sistemas caóticos. No hay misterio en esto. Es tan misterioso como pueda serlo un tornado, que es eso, un sistema autoorganizado. La vida, lo mismo, pero más complejo. Nos parece negación de la entropía "desde dentro", pero desde fuera sigue siendo aumento de entropía (irradiamos calor sin cesar).



Espoc

Tay dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Tay dijo...

"Efectiviwonder", la entropía y la neguentropia dependen de la escala y perspectiva desde la que observes.

Es lo que tienen los opuestos, que se tocan, y, en función de la perspectiva, parecen una cosa u otra.

Un saludo

Anónimo dijo...

Vaya sincronización, había pensado una cosa parecida y decirlo por los blogs de los "frikis-science".
Si Smartplanet no vuelve por sus fueros, deberíamos crea un foro, que con el tiempo llegaría a ser rentable, en todos los sentidos.

J
osé
M
anuel

Tay dijo...

A veces resonamos

Ruuummmmm ruuummmm ruuummm

Anónimo dijo...

Bueno, tay, no creo que sea sólo cuestión de tiempos que la 'alegría' pueda actuar o no en sistemas demasiado abiertos/cerrados, aunque efectivamente el tiempo influye porque no tenemos una eternidad para 'manejar' ciertas situaciones.

Tomando la noción de "sistemas autoorganizados" podemos decir que un tornado lo es y que una ardilla también. Pero si no somos sensibles a las diferencias, sutiles pero relevantes, entre ambos sistemas podemos llegar a considerar que su "autoorganización" es una y la misma ya que ambos son, sin mayor matización, "sistemas autoorganizados".

Para hallar algo de esas claves podríamos sustituir "autoorganizados" por "autoestructurados" recogiendo de paso el sentido originario del término "estructurar". En él lo importante está en la conexión entre los elementos. Y por más que observemos el fenómeno del tornado sus elementos, aunque estén "autoorganizándose" gracias a las condiciones en las que se produce (incluyendo el incremento de entropía circundante), no parecen tener ningún tipo de conexión. No parece ser que sea "materia que comienza a 'ver'" como decía Prigogine de las estructuras disipativas. Para tener una buena conexión hace falta "sensibilidad contextual" y esta se puede mejorar mediante la complejización -no mera complicación- de las propias conexiones. Como una suerte de circuito retroalimentario.

De todos modos hasta la noción de conexión contiene problemas difíciles de solventar porque la solemos pensar como "conexión local", por contigüidad, como si no fuera posible otro tipo de conexión no-local. Y claro, decir "conexión no-local" en estos contextos es como traer la bicha a casa. De inmediato se piensa lo que no es y se acaba la discusión.

Anónimo dijo...

Se me olvidó señalar que en la noción de conexión es clave la de "información", claro. Tanto la que Espoc llama "información consciente" como la que Bohm denominó "información activa". Y me explico.

La condición necesaria para que haya conexión es la presencia de una apertura, de un "claro" como el que existiría en un bosque repleto de árboles. En boca cerrada no entran moscas.

Sin embargo tenemos que ser sensibles y no ceñir la apertura a un espacio físico concreto. Se trataría más bien de una cualidad de abierto, de una "aperturidad". Pero no entremos en detalles engorrosos.

La "información consciente" y la "información activa" no son entidades que se localicen espacio-temporalmente en ningún lugar y tiempo concreto. Eso sí, cuando logran actuar se manifiestan en todo su potencial y podemos saber de ellas porque percibimos sus efectos. Sin embargo, el hecho de que no se perciban algunos efectos no significa que no sean nada. La información no es una propiedad de ninguna estructura (ahora entendida al modo actual, no en el originario de estructurando) en concreto sino que se trata de una cualidad inherente a la Naturaleza que, dependiendo de ciertas condiciones, puede o no mostrarse, 'activarse' y por tanto podemos saber de ella por sus efectos.

¿Qué ocurre con esa 'información' activa o consciente para que a veces actúe o conscietice y otras veces no lo haga? Pues que, remitiéndonos a la "aperturidad" de las estructuras o de los "sistemas autoorganizados" diríamos que esta información tiene un potencial infinitamente pequeño comparado con la energía generada en determinados "sistemas". Con el ejemplo del barco teledirigido espero que se comprenda la idea. La información procedente del mando a distancia -que no tiene tamaño físico ni ubicación espacial- 'viajará' a traves de las ondas hasta el centro receptor de señales (cuya 'sensibilidad' determinará la entrada o no de esa señal) y, gracias a la configuración de la estructura de ese centro de recepción, esa información se 'activará' de tal modo que guíe al barco en una determinada dirección. Esa información le indica al barco o le señala algo, no es ella la que 'mueve' al barco sino que es más bien la propia energía cinética del armatoste la que dirige la re-acción: el barco se mueve en la dirección 'propuesta' por la información activa.

¿Qué puede ocurrir en una estructura demasiado abierta? Pues que no sea posible que esa información actúe de ningún modo fundamental 'a través' de ese sistema. Digamos que pasa de largo. No es 'sensible' a esa información. Hay demasiada 'apertura' y no hay conexión entre los elementos, de modo que no puede transitar la información 'a través' de ellos. Se pierde. La estructura se sigue moviendo por la inercia cinética que posee gracias a las condiciones fenoménicas en las que se desarrolla. Cuando estas condiciones cambien, cambia la estructura y, en un momento dado, deja de ser considerada como tal. Se acaba el tornado. Menos mal ;D

¿Qué ocurre con las estrucucturas demasiado cerradas? Pues que su potencial energético es tan enorme, provocado por la generación de un circuito retroalimentario, que la 'información activa o consciente' no puede penetrar. Es como una 'roca' a la que no le afecta la presencia de una 'ola'. Por más que la ola choque una y otra vez contra la roca no hay forma de que penetre, salvo que por su propia acción o porque cambie alguna condición local (se dé una grieta) se logre la necesaria 'apertura'. En ese momento sí que es fundamental el factor tiempo. Se necesitará una actuación reiterada de esta información para que se vaya reconfigurando el sistema de tal modo que la sutil energía procedente de la 'información activa o consciente' haga su labor determinando el curso de acción de la estructura. De ese modo puede pasarse de unos movimientos meramente propensivos -muy naturales- a unos más complejos movimientos propositivos. La ardilla busca alimento; el tornado, no.

En fin, que esto da para mucho y no quiero embotarte tan pronto con estas disquisiciones.

Manuel Fontoira Lombos dijo...

La complejidad en el caso del tornado sería lo siguiente:

coges un planeta muy grande, con un trillón de tornados, y los pones a girar juntos, y acaba emergiendo, a otra escala (ojo con esto), otra estructura que, posiblemente, no será un tornado, sino a lo mejor una cosa parecida a una célula. Lo que pasa es que con la vida no hace falta un gran planeta, ocurre en mucho menor espacio. Pero la vida depende de la emergencia de cosas a escalas.


Espoc

Anónimo dijo...

Coño, ha 'emergido' don Manuel de las catacumbas de los invitados ;D

Ya era hora, natatorum.

El cambio de escala nos remite a la "extensión" (extender), no a la "intención" (intender). Y la vida, vista como cambio de escala extensa no necesita grandes espacios; necesita, en cambio, una gran "intención". El cambio de escala se centra en el plano horizontal óntico y no se cuestiona, ni considera, ni distingue el plano ontológico. No tiene profundidad aunque sí mucha amplitud.

En el colapso no hay forma de ver las diferencias, claro.

Anónimo dijo...

Cloro.


Espoc

Tay dijo...

Hola Gregorio y Espoc-Manuel "dos caras".

Respecto al ejemplo del barco a distancia... yo tiendo a ver esta idea de una forma distinta...

Dices:" esta información tiene un potencial infinitamente pequeño comparado con la energía generada en determinados sistemas"

Tiendo a imaginarlo como si de fuerzas se tratase, aunque entiendo la diferencia entre fuerza y "tendencia", en concreto con la gravedad.

Afecta a todo cuerpo, está en todas partes (quizá), pero solo es apreciable si el cuerpo es lo suficientemente grande (un sistema, ni muy abierto, ni muy cerrado) con sistemas y tendencias, quedaría algo distinto, pero en esencia, para mí, es lo mismo.

Me alegro de ver tu identidad secreta, Espoc, aunque ya la conocía, evidentemente, deberías dejar la sesión abierta al escribir, si no quieres que te salgan imitadores firmando como Espoc, y confundan al personal.

Por cierto, mañana me voy una semana a Chile, quizá no pueda acceder desde allí al ordenata, bueno, a un ordenata cualquiera, pero vuelvo pronto.

Un saludo

Anónimo dijo...

Retomando..

tay, ya que hablas de fuerzas, piensa en la distinta visión que tenían Newton y Einstein de la gravedad. Aunque siga llamándose "fuerza de la gravedad" (esa era la visión newtoniana), la concepción einsteniana poco tiene que ver con el concepto de "fuerza". Se trata más bien de geometría espacio-temporal. La curvatura producida por cuerpos masivos hace que otros cuerpos 'caigan' por esa pendiente. Y no se necesita acudir a la noción de "fuerza" para explicar la atracción. Lástima que no recuerde muy bien aquel mítico hilo de "Astrofísica teórica" porque Juan Carlos tenía una sugerente idea basada, cómo no, en las ondas. Pero bueno, dejaremos eso de momento.

El caso es que la curvatura espacio-temporal nos lleva intuitivamente a la noción de "tendencia": los cuerpos tienden a caer por esa pendiente de manera natural: propensión. Aunque los cuerpos sean una abstracción, claro. ;D

La información activa digamos que 'aprovecha' esa particular geometría para 'dirigir' el movimiento, siempre que el sistema esté lo suficientemente abierto como para ser sensible a esa información.

Anónimo dijo...

He encontrado casualmente este texto (que colgué en el foro smart) en el que reflexiono sobre el término "fuerza". Curioso.

"Aprovechemos que se habla de la gravitación para decir algo sobre la “fuerza de la gravedad”.

Pongámonos el traje de imaginar y pensemos en una piedra que cae. En ese momento, tenemos constancia de un hecho: la piedra cae. Desde nuestro sistema de referencia visual es un hecho incontrovertible. Pero ese hecho encierra una “suposición”: suponemos que cae. De hecho, si nuestro sistema visual fuera lo suficientemente rápido podríamos perder esa “fuerte sensación” de que la piedra se va deslizando desde arriba hacia abajo frente a nosotros. Pero no lo tenemos, así que suponemos que cae. Con esa base, planteamos una hipótesis: suponemos que lo hace debido a que “hay o existe una fuerza” que la atrae hacia la superficie de la tierra. Es curiosa nuestra mente y sus condicionamientos. Abro un paréntesis para que reflexionemos sobre el “existe una fuerza”. Si a alguien de la calle le preguntamos si esa fuerza “existe” no tendrá el menor atisbo de duda: “la fuerza existe, ¿no ves como tira de la piedra para que ésta caiga a la superficie?”. Si le decimos que no vemos esa fuerza y que si es tan amable de indicarnos dónde podemos verla nos mirará como si fuéramos un bicho raro preguntando memeces. “¿Acaso crees que vas a encontrar un ‘ente incorpóreo’ debajo de la superficie que haga la labor de tirar de la piedra?” A nadie en su sano juicio, en pleno siglo XXI (o incluso en el siglo XIX la mayoría), se le ocurriría plantear esa cuestión. “La fuerza no es un ‘algo’, no puedes encontrarla mirando a los objetos masivos”. Bien, sin embargo a esta persona no le cabe la menor duda de que la fuerza “existe”. Es tal su convicción en que la fuerza existe que no valora tal estado como una “creencia”. O si lo hace, es en un sentido sólido: “creo lo que veo”. “¿Pero si no la ves?”, podemos decirle, a lo que probablemente respondería con un significativo: “Pero veo sus manifestaciones: veo la piedra caer”."

Tay dijo...

Muy interesante el texto Gregorion.

Así es, la representación de la fuerza gravitatoria como una deformación del campo es algo mucho más intuitivo que cualquier otro invento para explicarla.

De hecho no termino de comprender (creo que ni termino ni empiezo a comprender) la búsqueda del famoso gravitón, pues no sé como encajarlo en ese conjunto.

La realidad se mueve en escalas, lo pequeño mueve a lo grande, y en ocasiones podemos ver la expresión de lo micro en lo macro... yo también me acordaba de JuanCarlos ayer mismo, mientras tu escribías este texto...

En mis 12 horas de avión tenía cerca un señor italiano que discutía con su señora esposa sobre el LHC, entre el poco italiano que pude captar, capte que este señor no "creía" en el titular que la prensa le adjudica al famoso LHC, la maquina del Big Bang, y... bueno, en resumen…
decía algo así como que eso no era posible, porque no podían generar materia, solo observar energía resultante de choques de partículas.

Este señor, o la traducción que hice de su discurso (que es más justo), se equivocaba y acertaba al tiempo, la materia es energía, todo depende de la escala, pero materia y energía se comportan de forma distinta, por escala.

Por otro lado, aunque el comportamiento es distinto, podemos ver en la materia "expresiones" de este comportamiento basal, las ondas en una charca de agua son un ejemplo, todo son ondas en la base, la materia obstaculiza esta expresión excepto en determinadas situaciones que emulan la energía, algo que también depende de la escala, por cierto...

Bueno, me excuso si el texto es feo, en que llevo despierto desde las 7 de la mañana del 22 (horario chileno).

Un saludo

Anónimo dijo...

No te preocupes por la belleza del texto. Descansa y libérate del jet lag. ¿Has tomado melatonina?

Sobre lo que comentas de las escalas "lo pequeño mueve a lo grande", decirte que esa visión está anclada en la EXTENSIÓN. "lo pequeño (en extensión) mueve a lo grande (en extensión)". Pero hemos de ser muy consecuentes con lo que afirmamos. La energía no tiene extensión, como tampoco la tiene la información. Son procesos intencionales en el sentido que ya hemos aclarado de "tendencias naturales internas". Una onda es el resultado de esta tendencia inherente.

Cuando aprendía de las ondas gracias a JC valoramos el origen de la onda. La onda, para manifestarse como tal -forma- necesita un PULSO. ¿Qué es exactamente un pulso? Una diferencia, una rotura de simetría. Un pulso requiere, como todo lo óntico, de un proceso de conformación interno, de manera que el pulso requiere de un impulso (pulso interno). Dicho en otras palabras: el paso de un curso -flujo- a un recurso.

En inglés existe una palabra especialmente adecuada para captar este tema: SOURCE. Recurso es RESOURCE, por lo que curso será SOURCE. Pero source significa también FUENTE. ¿Recuerdas levemente lo que hablamos de la fuente? Pues eso, la fuente es curso, flujo, "movimientos internos", tendencias, información como acción (no como efecto que es la forma), etcétera. Todos ellos carecen de EXTENSIÓN, su naturaleza es inextensa pero eso no los convierte inmediata e irremediablemente en inexistentes. No sólo lo extenso existe. Lo que existe siempre presenta dos aspectos: extensión e intención.

En este planteamiento ya no tiene sentido hablar de escalas "lo pequeño mueve a lo grande". Más bien habría que decir que "lo intenso mueve lo extenso". Lo intenso es natura naturans y lo extenso natura naturata en palabras de Spinoza. O, dicho con otras palabras, orden ordenante y orden ordenado. Orden ordenante es energía no degradable mientras que orden ordenado es energía degradable. Y todo muy natural, nada de extraños entes incorpóreos con voluntad y entendimiento que 'dirigen' la acción. En la Naturaleza (naturans y naturata) la energía es inherente, la información -como acción- es inherente, las propensiones ("tendencias naturales") son inherentes. Es fundamental entender este punto para no caer en la planicie de las superficies, de las extensiones. Para ello se ha de pensar (para poder percibir) un "plano horizontal" para las EXTENSIONES y un "plano vertical" para las INTENCIONES.

Anónimo dijo...

Ahora me acordé de un texto que leía ayer mientras iba para casa en autobús. Era de Plotino, un pensador etiquetado de neoplatónico pero que fue bastante más que eso, y en él hablaba del "alma". Como bien sabrás, y si no es así yo te lo digo, "alma" es la traducción latina de la "psique" griega. Y "espíritu" lo era de "pneuma" -aliento-. Con el tiempo se igualaron alma y espíritu en un ejercicio de confusión terminológica abracadabrante.

Bueno, a lo que iba. El caso es que los textos de Plotino fueron una inspiración divina para nuestra amada iglesia, que los acogió con tanto agrado que sólo tuvieron que borrar las huellas de paganismo para readaptarlo a sus intereses. El resultado es una aberración tal que hoy en día tratar de explicar qué quiso decir Plotino con "alma impura" sería un trabajo de chinos.

Según el pensar plotiniano -heredado directamente de Platón- el Uno (noción muy similar a la del Tao, a la que no cabe otorgarle atributo alguno, es lo más simple; el Uno no es Dios) se 'degrada' en un proceso de flujo o involución para crear la multiplicidad. "El Uno se convierte en muchos mediante un proceso de creatividad", palabras que bien podría adoptar el monstruo Whitehead -el filósofo del proceso-. El "alma" no es el Uno, pero puede estar cerca del Uno (alma más pura) o estar lejos del Uno (alma menos pura). Así, si el alma participa de los muchos está degradada en su naturaleza esencial, es "impura" como cuando hablamos de minerales, y en ese sentido 'sufre'. Eso luego lo cambiaron de tal modo que resulta irreconocible.

Como contrapartida a ese proceso de involución o flujo se plantea el proceo inverso, la recuperación del Uno, un impulso que lleva de lo múltiple a lo Uno y que lo denominó evolución o reflujo. Como ves, la noción de evolución es bastante más antigua que Darwin.

De ese modo tenemos dos movimientos naturales inseparables: Descenso y Ascenso. Una especie de escalera en la que no tiene sentido quedarse con el camino ascendente o con el camino descendente como única vía; es una vía de doble sentido, siempre. Pero el cristianismo también cambió eso y habló de Encarnación (Descenso) y Ascensión (Ascenso). Como el "alma impura" tendía a la encarnación, a hacerse "carne de los muchos", se entendió que esa vía era pecaminosa, de modo que sólo quedaba la vía ascendente. El "alma pura" era ahora el objetivo. Pero claro, si el alma era demasiado pura podría confundirse con Dios, algo que la iglesia no estaba dispuesta a admitir. Si uno tiene que ser humilde no puede pretender fundirse con Dios en el camino del ascenso (a los cielos). De ese modo, cortaron toda posibilidad de purificación natural dejando desamparado al creyente. Eso sí, aquel corte resultó beneficioso para la iglesia porque de ese modo podía "cobrar peaje" ya que ellos tenían la fórmula mágica para otorgar la pureza al alma descarriada. La penitencia, la confesión de los pecados, etc. Así se lograba la 'salvación', porque la voluntad de Dios era directamente transmitida a los miembros de la iglesia de modo que sólo ellos podían otorgar el pase al paraíso (perdido) y así podían esas almas purificarse y sentarse al lado de Dios (eso sí, jamás podrían confundirse con Él).

Así que fíjate cómo quedó la cosa. Pasar de procesos naturales a divinos aberrados fue todo uno.

Anónimo dijo...

Ah, se me olvidaba. Añadir que Plotino vivió en el siglo III d.C. y que la escalera plotiniana se tiraba en el Uno. Algo con lo que Wittgenstein estaba bastante de acuerdo.

Tay dijo...

Ya estoy algo recuperado

Utilizo la melatonina endógena, parece ser que a mi organismo se le da bien recuperarse del jet lag, tanto "para un lado" como "para el otro" me recupero rápido, eso me da esperanzas de larga vida, bien!

En la próxima, probare a orientarme sin mapa a ver como se me da... y así me convierto en "conejillo de indias" de las teorías de Melesigeni... aunque no tenga ascendencia sahariana.

Tienes razón, por esa vía de razonamiento puedo estancarme en la extensión, pero bien es cierto que la extensión influye en la expresión de la fuerza, aunque esta no sea el origen último de la fuerza si puede ser el medio de expresión.
La forma en la que lo micro expresa las tendencias influye... bueno más que eso... *determina* lo macro, no?

La natura naturata puede modificar la expresión de la n.naturans, como la piedra que sobre el rio deforma la superficie de esta, deformación que afectara al choque del agua sobre otras piedras... deformación, claro, que no supone nada respecto al curso general del rio, pero que en determinada escala puede ser un cambio drástico...

Qué pena no tener a J.C. por aquí, sería una buena motivación para hablar de tardígrados jejeje, bueno y de ondas también... aunque para eso estas tu, que te empapaste bien del tema... interesante eso que me cuentas, la onda para ser onda debe existir un pulso... y el pulso se forma por la interposición de "algo" al flujo, no? podría ser otro ejemplo de lo que he intentado expresar antes.

No recordaba la diferencia entre alma y espíritu, es bueno conocer el origen de las palabras, al igual que el origen de cualquier otra cosa para entenderla y llegar a comprenderla, pero eso no es algo que deba decirte a ti... endeluego.

La evolución no es invento de Darwin, anda que no se había especulado antes sobre ella, el merito de Darwin esta en dar con la clave de la evolución de la vida sin ver el interior (genético) de los organismos, en ser capaz de luchar contra sus prejuicios religiosos y superarlos ante la evolución de su propio pensamiento... bueno, en muchas cosas, fue valiente.

Bueno, voy a ver si como algo, que la melatonina no se fabrica sola, ;)

Un saludo

Anónimo dijo...

Voy a dar mi opinión sobre lo último que estáis debatiendo.

Analizemos la palabra alma, busquemos su etimología, intentemos hallar la razón de su existencia. Alma del latin "anima"(también en castellano y catalán), en griego psique, con la significación de soplo, aliento, animado, dotado de movimiento. Llama la atención la similitud con la palabra "animal" con la misma raíz latina. ¿Se podría cuestionar que los primeros homínidos a todo lo dotado de movimiento, incluido los fenómenos naturales, creyesen con alma? Así nació el animismo, la primera religión. El concepto dual alma-cuerpo no queda claramente establecido hasta Platón; Lo que llamaríamos el espíritu humano.

Personalmente coincido con la versión de Lynn Margulis y Richard Dawkins, y tal vez el yo no sea más que una ilusión del cerebro mientras se mantiene vivo,una manifestación de la vida para mantenerse en su diversidad dentro de la naturaleza como un todo.

J
osé
M
anuel

Anónimo dijo...

A este paso esta entrada caerá por su propio peso: 40 respuestas. No te quejarás, tay, de la producción.

Quería comentar algo al respecto de lo que dice José Manuel. Efectivamente, "animal" es todo ente dotado de "anima". También podemos encontrar el término "animus" del que deriva nuestro actual ánimo.

En esta entrada

http://144000.net/framesp/alma.htm

podemos ver cómo la tradición judeo-cristiana se hizo la picha un lío y metió con calzador en la palabra "psyque" nada menos que tres nociones diferentes: mente, alma y espíritu. Tres en uno, demasié ;D

También podéis ver en esta otra entrada

http://depalabra.wordpress.com/2007/03/13/alma-2/

un interesante recorrido etimológico del controvertido término, que seguramente aclarará muchas cosas.

"La palabra alma es una aliteración de arma, a la andaluza manera, la cual es una disimilación de anma, contracción a su vez de la voz latina anima (mediante un proceso semejante a hominem > homne > homre > hombre). El origen de esta última se encuentra en la raíz indoeuropea an- o ane-, que significa “soplar, aire”, nacida probablemente como onomatopeya de la respiración fuerte y dificultosa, como es el caso de los asmáticos o moribundos. En aquellos tiempos remotos, cuando aún no existía el electroencefalograma, y se desconocía el funcionamiento y propósito del corazón, la prueba más evidente que separaba a los vivos de los muertos era que aquéllos se pasaban el rato suspirando por una nueva bocanada de aire. El hombre o animal con el cuerpo atravesado por una estaca, por mucho que se desangrara o perdiera la consciencia, aún seguía con vida en tanto respirase, y era al dejar de hacerlo cuando podía darse por muerto. La respiración se vio por tanto como el principio básico e indispensable para la vida, la fuerza elemental que sustenta, es decir, alimenta los cuerpos, y por ello debe retroalimentarse sin cesar en una sucesión ininterrumpida de jadeos. Pero en el acto de respirar, la inspiración ha sido siempre menos perceptible que la espiración, y de ahí que anima, el alma, significase originariamente “soplo”. Jehová sopla en la boca fangosa de Adán, y de este modo le insufla la vida, el aliento vital que recorre todo su cuerpo y lo mantiene en movimiento, hasta que un aciago día lo abandona sin más despedida que un último suspiro.



Si el anima es el soplo que permite la vida, es obvio que todos los seres que soplan, que respiran, poseen alma, incluido cualquier animal, como su propio nombre indica: animalis, el que respira, el que tiene anima; el que está vivo, en suma. Anima es una función fisiológica más, como producir plaquetas o segregar jugos gástricos, y por eso el hombre es un simple animal, por muy superior que se crea. A despecho de saber que comparte su misma naturaleza, o quizás por eso mismo, siempre ha querido distanciarse de ellos, considerándolos no sólo inferiores, sino dañinos o peligrosos, con los cuales sólo se puede tratar a palos o incluso a hachazos. Llamar a alguien ¡animal! es un insulto con el que expresamos el mayor de los desprecios hacia su comportamiento. Tal es el rechazo que profesamos a los animales, que su propio nombre nos pareció repugnante por cuanto revelaba que podían compartir nuestra misma anima, y siempre hemos buscado sinónimos para no pronunciarlo, o sin más lo hemos manoseado con guantes de hierro. Así, el conjunto de animalis era animalia, y con ese nombre pasó a las lenguas romances; pero en el Medievo se olvidó que era un plural, cambió a auimalia > alimalia, y de ahí al francés almaille, portugués alimária, y castellano alimania > alimaña, lengua en la que adquirió el sentido de bicho infecto y nocivo del cual no basta con defenderse, sino que hay que matar y erradicar de la faz de la tierra. A los animales se les ha negado el alma y a las alimañas la vida, y tanto unos como otros siguen suspirando porque les den un respiro. Quizá exhalen su último aliento en forma de dibujos animados, los cuales no respiran pero están vivos, o al menos se mueven como si lo estuvieran. Porque al ser lo más esencial para la vida, anima se convierte en sinónimo de ésta, y de ahí que animar sea dar, crear vida, como hace Frankenstein con su criatura; y que reanimar sea devolver la vida a los muertos, como el protagonista de Re-animator, y por extensión a los que están a punto de serlo, como los infartados, apopléjicos y comatosos. Los animales que aún respiran, salvo los que sirven de carne o juguete de compañía, puede que llegue un día en que caigan al suelo exánimes, de ex-animus “fuera del alma”, es decir, que han perdido el aliento y con él la vida, o se hallan tan debilitados que dan la apariencia de haberla perdido. Y sólo podrán habitar en museos bajo la piel de figuras inánimes < in-animus, “sin alma”, que llevan tanto tiempo privados de aliento y vida que nos producen la impresión de seres inanimados que nunca la han tenido."

"Trasladados estos conceptos a los textos latinos, la psique se traduce por anima, a la cual corresponde de manera literal, mientras que para timo se escoge el término animus, el ánimo. No está claro si ambas palabras son hermanas, o si una nació de la otra; o quizá anima llegó al latín directamente desde el indoeuropeo, mientras que animus vino como calco del griego anemos, el viento que sopla del mar o las montañas (y por extensión de una garganta animal o humana), y del cual procede anemómetro, “instrumento para medir la velocidad del viento”. Sea como sea, podemos observar que animus, el principio superior, la parte más noble del ser humano, es masculino, mientras que anima, el principio inferior, que iguala al hombre con los animales, es femenino. Es una dualidad semejante a la que existe en todos los cuerpos animados, porque tanto animus como anima se consideran partes indisolubles de un mismo principio y comparten la misma naturaleza, aunque tengan una jerarquía: el masculino controla al femenino, lo que responde a la mentalidad de la sociedad romana, donde toda mujer se hallaba siempre bajo la autoridad de un tutor varón, fuera éste su marido, padre o hermanos.



El ánimo, a semejanza del timo, es originariamente el asiento de las pasiones y los apetitos, sean positivos o negativos. De ahí vienen expresiones como refrenar los ánimos, que es lo mismo que “refrenar los arrebatos, la ira, las pasiones”; o a causa del ánimo, en latín animi causa, que no significa propiamente “por causa del ánimo” sino “por placer, por diversión”. Asímismo, derivan una serie de expresiones y vocablos que mezclan las acepciones de “coraje, valor”, “esfuerzo, energía”, como dar ánimos “infundir valor, infundir energía”, o su contrario perder el ánimo. Estas expresiones equivalen al verbo animar, el cual ya vimos como derivado de anima con el significado de “crear vida”, y a su opuesto desanimar, de los cuales procede a su vez el reflexivo animarse “tener valor, tener energía”. El que posee ánimo es un animoso < animosus, es decir, “valeroso, ardiente, enérgico”. Pero el valor y el ardor llevados al paroxismo pueden desembocar en la soberbia y la ira, que cuando se dirige contra alguien conduce a la hostilidad y la beligerancia; de ahí que la cualidad de animoso, animosidad, adquiera en el latín eclesiástico el sentido de “aversión, ojeriza”, de donde pasa al francés y de éste al castellano en el siglo XIX. Pero al igual que el timo, el ánimo también templa los ánimos, refrena sus instintos y se vuelve cauce de la voluntad y los deseos; de ahí expresiones como tener ánimos, “tener deseo o voluntad”; con ánimo de “con deseo o intención de hacer algo”; o tener en ánimo “estar decidido, estar resuelto, tener la intención de hacer algo”. Y de igual modo, llega un punto en que el ánimo absorbe las funciones del nous, la mente, y se confunde con la inteligencia. No sólo es el refugio de las pasiones, los sentimientos y la voluntad, sino también del pensamiento, la razón, el juicio y la memoria. Se convierte en el principio pensante, el alma racional, opuesto al anima, el principio vital, el alma irracional. Es todo aquello que permite al ser humano superar su condición animal y hacerse persona, de forma que no se limita a reaccionar de manera instintiva ante las pulsiones inmediatas, sino que puede analizar su comportamiento y su entorno, y fijarse un proyecto de vida a largo plazo. Este sentido global es el que encontramos en la palabra animadversión < animum adversio, “volver el ánimo, la voluntad, la mente hacia algo”, de donde “observar, fijarse, advertir”; pero no tardo en adquirir un matiz de censura y reprobación, y pasó a significar “castigar con severidad”, hasta que en el siglo XVII tomó el sentido de “ojeriza” por influencia de aversión y de la animosidad hostil; y también porque todos saben que si un profesor me censura y castiga, no es porque yo me porte mal, sino simple y llanamente porque me tiene manía.

Esta dicotomia entre animus y anima, razón y sinrazón, se difumina cuando se traducen los textos de nuevos filósofos griegos. En su afán por encontrar el término que mejor se adapte a sus propias ideas, empiezan a arrinconar al timo (que había pasado a significar “calor, ardor”) y buscan otro término que refleje la idea original de aire y respiración. El elegido es pneuma, que como todas los demás que estamos tratando aquí significa “soplo, viento, suspiro, aliento”, y cuya traducción literal al latín es spiritus > espíritu. El espíritu sopla donde quiere y tiende a sustituir a animus como alma que regula la sensibilidad y la inteligencia del hombre. Como si quisiera rellenar ese vacío, el anima, el alma vegetativa e irracional, amplía su significado y se utiliza muchas veces con el sentido de animus. Es el caso de una serie de derivados indistinguibles de uno u otro, como aequanimus > ecuánime, “de alma o ánimo igual, constante, inalterable, imparcial”; magnanimus > magnánimo, “de alma o ánimo grande, elevado”; unanimus > unánime, “que actúa con una única mente, voluntad, sentimiento”; o longanimus > longánime, “que posee largueza de alma o ánimo, generosidad, clemencia”.



Con el latín eclesiástico y la Escolástica medieval, la confusión entre anima y animus, alma y espíritu, es completa y definitiva. El motivo es de índole teológica. Ya hemos dicho que los griegos y latinos, como reflejo de una concepción común a todos los pueblos primitivos, consideraban ambos conceptos como contrapuestos y de diferente jerarquía, pero a la vez indisolubles y que compartían la misma naturaleza. En el momento de la muerte, el ánimo, el timo, el alma racional y sensitiva que proporcionaba la fuerza vital al cuerpo, desaparecía para siempre a la muerte de éste. Privado de él, el ánima, la psique, el alma irracional, salía del cuerpo en el último suspiro y pasaba a vegetar en el infierno como un fantasma sin conciencia ni sensaciones, sombra difusa de la persona que había habitado en la tierra. El Cristianismo suprimió esta diferencia: ya no existen dos almas, una irracional e inmortal, y la otra racional pero mortal; por el contrario, ambas se funden en una sola, inmortal y de la misma naturaleza que Dios, quien la infunde en el cuerpo de los hombres en el momento de su concepción, y al que regresa tras la muerte de éstos hasta la resurrección final. El alma sólo mantiene con la respiración un vínculo metafórico: es un préstamo que Dios concede en usufructo a los hombres, y por lo tanto éstos deben devolverla intacta, y no pueden disponer de ella como ni cuando les apetezca. No sólo el homicidio, sino el suicido está también prohibido, al igual que la eutanasia: como dice San Isidoro, “la vida puede seguir existiendo aunque falte el “ánimo”; y el “alma” subsiste aun careciendo de inteligencia”.



Anima pasará como “alma” al castellano, si bien mantendrá una diferencia por obra del latín eclesiástico: conservará la forma romance entre los vivos, y regresará al latín cuando se trate de difuntos, como las ánimas del purgatorio. Espíritu se convierte en mero sinónimo de alma, aunque mantendrá ciertas diferencias como eco de que en su origen era un concepto más elevado que ésta: esa es la razón de que digamos “pobre de espíritu”, pero no “pobre de alma”, o desalmado “sin conciencia, sin corazón”, en vez de desespiritualizado. En cuanto a animus, sepultado por el alma y el espíritu, no sobrevivirá en las lenguas romances. Algunas, como el español e italiano, lo recuperarán como cultismo, razón por la cual se dice ánimo y no almo. Y en el siglo XX resucitará por obra del psicoanálisis, que lo convierte en la parte racional y lógica del alma femenina, como oposición al anima, ahora reducida al lado afectivo, pasional e irracional del alma masculina. Dos mil años después, los animales aún no han recuperado su alma, pero hombres y mujeres siguen empeñados en separar la suya."

Y este interesante enlace, para finalizar

http://culturitalia.uibk.ac.at/hispanoteca/Foro-preguntas/ARCHIVO-Foro/Alma%20y%20%C3%A1nima.htm

con un pasaje significativo:

"La distinción que hacemos en nuestras lenguas entre alma y espíritu, nos viene de la diferenciación en latín entre ánima y ánimus, y la del griego entre yuch (psyjé) y pneuma (pnéuma). Lo que nosotros llamamos expirar (emíttere spíritum), los griegos lo describen como apopnein yucaV (apopnéin psyjás) o ekpnein yuchn (ekpnéin psyjén): exhalar, soplar para afuera el alma. Nos movemos, por tanto, en dos planos muy afines, pero distintos: el yucikoV (psyjikós), que se correspondería más fielmente con nuestro "anímico" (derivado común de ánima y ánimus) y el pneumatikoV (pneumatikós), que traducimos como "espiritual", teniendo un valor más genérico el término "espíritu", y más específico la palabra "alma". Es decir, en el concepto espíritu cabe íntegramente el concepto alma, pero no a la inversa (todas las almas son espíritus, pero no todos los espíritus son almas). Dicho de otra manera: el alma es el espíritu en cuanto animador y principio de vida de un cuerpo concreto (no puede haber alma sin cuerpo, aunque luego la religión y la filosofía le concedan vida independiente). El espíritu, en cambio, no necesita de ningún cuerpo para subsistir (de aquí el concepto de los espíritus puros). Y de ahí se deduce también como una obviedad, que las almas individuales puedan concebirse como el aliento de un único y universal Espíritu en cada cuerpo, que al salir de él vuelve a integrarse en la unidad de espíritu sin el aprisionamiento individualizador del cuerpo."

Otro pasaje, esta vez dedicado al animismo:

"Partiendo de estos principios podríamos decir que el animismo es la religión natural, la que brota casi por generación espontánea de la misma relación del hombre con el mundo del que forma parte. Es la convicción de que las fuerzas que ni comprende ni es capaz de dominar, están regidas por "espíritus" semejantes al suyo, dotados de pasiones y de voluntad. Que los vientos son emanaciones de esos espíritus, del mismo modo que emana de su cuerpo su propio espíritu. Que desde el fondo de la tierra hasta lo más alto del firmamento, todo tiene alma (la astrología es una reminiscencia de esa concepción animista del universo). Y que de la misma manera que su propio espíritu y el de sus semejantes, si está alterado se puede apaciguar mediante sacrificios propiciatorios o expiatorios, también los espíritus de la naturaleza se los puede hacer propicios si los cultiva (si les rinde culto) y si ajusta su conducta a lo que es capaz de interpretar que son sus leyes. Y así fue mientras fueron las fuerzas de la naturaleza las que sintió el hombre sobre sí. Pero cuando, dominada la naturaleza, lo que realmente pesó sobre el hombre fue el propio hombre, sus dioses tenían que ser antropomórficos, porque en ellos tenía que condensarse el espíritu de las nuevas fuerzas que dominaban al hombre."

Y este de Ortega, en el que apunta a la noción de "yo" como una personalización de la noción de "espíritu".

"“Mis” impulsos, inclinaciones, amores, odios, deseos, son míos, repito, pero no son “yo”. El “yo” asiste a ellos como espectador, interviene en ellos como jefe de policía, sentencia sobre ellos como juez, los disciplina como capitán. Es curioso investigar el repertorio de eficientes acciones que posee el espíritu sobre el alma, y, por otra parte, notar sus límites. El espíritu o “yo” no puede, por ejemplo, crear un sentimiento, ni directamente aniquilarlo. En cambio, puede, una vez que ha surgido un deseo o una emoción en cierto punto del alma, cerrar el resto de ella e impedir que se derrame hasta ocupar todo su volumen. A veces nos dan una noticia sumamente penosa; por ejemplo: nos comunican la muerte de una persona amada. Coincide la ocasión con un momento en que los deberes sociales exigen de nosotros todos los arrestos. Entonces nosotros dejamos la impresión producida en aquel lugar de la periferia anímica, como acordonada y en lazareto; no la permitimos pasar de allí, seguros, no obstante, de que, transcurrido algún tiempo, podremos abrir a la emoción nuestra alma, como quien levanta la esclusa de una presa, y sentirnos inundados de angustia y de amargor. Cabe, pues, bajo el imperio de la voluntad contraer el alma, cerrando sus poros y haciéndola hermética o, por el contrario, esponjarla, dilatar sus poros, aprestándola a absorber grandes cantidades de amor o de odio, de apetitos o de entusiasmo."

También hay que recordar que el término "nous" se traduce bien como "conocimiento", bien como "espíritu", liándose todavía más el cotarro. Del "nous" deriva el término noúmeno: la cosa en sí kantiana.

A ver si esta imagen aclara algo los términos o lo termina de liar:

El Espíritu, que posee conocimiento (conciencia, no consciencia), tiene también la capacidad para dotar de alma (alegría) a los seres (las cosas vivas); esa es la función del Espíritu-en-acción. [Una noción muy similar a la de "información activa", dicho sea de paso]. El alma (alegría) en combinación con el cuerpo produce el ánimo (animus, timo), lo que garantiza el mantenimiento adecuado de la maquinaria viviente hasta que expira (el soplo del alma se va). Se apaga el ánimo (la caldera) y se libera el alma (el humo) hacia el vasto campo del Espíritu (se mezcla con la atmósfera). Y comienza de nuevo el ciclo vital. El Espíritu, por tanto, es inmortal; lo que se disipan son las almas individuales tras el apagado definitivo del ánimo.

Y el Espíritu es omnipotente (es el principio generador -inmanente- sin confundirse con lo generado -trascendente-), omnisciente (nous como "conocimiento último" o conciencia) y omniabarcante. Es también Testigo (conSciencia) universal y particular (yo) de todo lo que ocurre, que no es otra cosa que el producto de su acción natural.

Por eso cuando los creyentes preguntan ¿por qué Dios, siendo omnipotente permite el mal en el mundo?, las respuesta normal es decir que la pregunta está mal formulada porque privilegia una parte de la creación respecto a otras, algo que un testigo desimplicado no puede atender. El flujo genera todo, pero no tiene voluntad ni entendimiento al modo humano como para influir en las contradicciones o desarreglos 'locales'. Un tsunami no se preocupa de si su acción es justa o injusta con los humanos, pero éstos tienden a pensar que el mundo es un instrumento a su servicio, tal es su ignorancia. El todo es armónico, fluyente, pero eso no implica necesariamente que sus partes (autocontradictorias todas) también lo sean, aunque éstas 'anhelen' alcanzar de nuevo el todo del que surgieron como 'abstracciones' y sus movimientos evolutivos (reflujo) tiendan a regresar a ese estado armónico inicial. Como una goma que al estirarla tiende a volver a su estado de reposo (activo). El samsara de la circunferencia surge del nirvana o centro adimensional para luego regresar a él.

En todas las tradiciones sapienciales se tiene claro este movimiento fluente y cíclico.

Anónimo dijo...

tay

Sí, la natura naturata influye y modifica el 'curso' local de la natura naturans. Los 'remolinos' de la corriente producto de la presencia de una piedra, de un montículo, etc, se forman gracias a la presencia de un ente (n.naturata) que impide el flujo por ahí. En genérico, cuando hablo de "condiciones" hago referencia a la n.naturata, y cuando lo hago de "fuente" es en referencia a la n.naturans. Las estructuras, cómo no, son n.naturata más 'sólida' o 'cerrada', más estable ónticamente que las "condiciones".

La visión integral de los fenómenos incluye esos tres elementos: fuente-en-acción, condiciones y estructuras.

Tay dijo...

José Manuel

Gracias, me ha encantado tu mensaje.
En algunos aspectos también coincido con la visión del mundo de Dawkins, pues aunque él, en mi opinión, no sabe “venderla”, es un mundo mucho más bello (el de Dawkins) y de lo que pueda parecer a la mayoría de la gente que lo escucha o lee, acostumbrados a hablar de espíritus, almas y dioses.

Un saludo

Tay dijo...

Gregorio

Pues sí que es impresionante, superada la barrera de los 40 comentarios, y con esta calidad, me planteo dejar un enlace en la página de entrada del blog, para acceder a las discusiones con más enjundia (como tú dirías).

Impresionante es también el texto que has colocado aquí, de los mas esclarecedores que he leído sobre el tema, si no el que más.

Es un gustazo leer un texto sobre el alma que no me provoque sarpullidos en la piel, realmente interesante, además, hoy me viene que ni pintado, pues he presenciado y “atendido” la muerte de un pobre perro atropellado por un taxista que ni se ha bajado del coche para ver su “obra”, lo cual me ha inspirado para escribir un texto sobre especismo, la pena es que tu texto es muy largo para colocarlo entero, pero me gustaría que lo leyese todo el mundo.

Me guardo los textos en favoritos.

Me ha sorprendido este fragmento gratamente, pues representa la idea que vengo mascando desde hace un tiempo:
---

“Y este de Ortega, en el que apunta a la noción de "yo" como una personalización de la noción de "espíritu".

"“Mis” impulsos, inclinaciones, amores, odios, deseos, son míos, repito, pero no son “yo”. El “yo” asiste a ellos como espectador, interviene en ellos como jefe de policía, sentencia sobre ellos como juez, los disciplina como capitán.”
---

Donde el “yo” es un espectador, regulador, evaluador del movimiento, del alma en definitiva.
Respecto a la fuente y las condiciones, dudas dudas…

Explícame cuál es la diferencia entre estructura y condición (n. naturata), plis, condición como relación de estructuras respecto a fuente?

Y por otro lado, la natura naturata, es en naturaleza: natura, valga la redundancia, como si de Genero y especie estuviésemos hablando, clasificando linneanamente estos conceptos… su origen es el mismo, luego en el fondo la situación, expresión, forma en la que se encuentran, es la única diferencia entre ambas “naturas”, me equivoco?

Un saludo

Anónimo dijo...

tay

Efectivamente, el "yo" no es el alma, sino más bien el testigo. El 'receptáculo' de la información integrada. El alma, en cambio, es el Espíritu-en-acción dentro de ese ente (información integrada, entidad integral, etc.)

Tu parte final no la entiendo: "Y por otro lado, la natura naturata, es en naturaleza: natura, valga la redundancia, como si de Genero y especie estuviésemos hablando, clasificando linneanamente estos conceptos… su origen es el mismo, luego en el fondo la situación, expresión, forma en la que se encuentran, es la única diferencia entre ambas “naturas”, me equivoco?", acláramela un poco.

Sobre las dudas. Bien, fuente es SOURCE, curso. Cuando el curso se detiene, o se 'atrapa' un poco de ese curso, o se desvía, o sale de su curso se convierte en RE-CURSO. Una estructura es un recurso. O, como diría Bohm, una 'abstracción' (forma) de esa corriente (flujo-fondo: curso). Las condiciones hacen referencia tanto al curso como al recurso. Un río es un río y no un lago porque el terreno presenta un desnivel (condiciones del terreno) que le proporciona su "ser río y no un lago". Luego, según el tramo del río es posible encontrar estancamientos varios que pudieran confundirlo con un lago, o que un río desembocara en un lago, pero para que un río sea un río es absolutamente necesario que exista un desnivel en su nacimiento. Y allí el agua puede comenzar su curso convirtiéndose en río y no en otra cosa. Pero el agua -fuente- no es río especialmente; puede ser muchas otras cosas dependiendo de las condiciones en las que fluya o se retenga. Por eso la fuente, aunque es omniabarcante no es omnipotente respecto a las condiciones. Sí respecto a que genera toda estructura (toda materia 'surge' del gran mar energético en el que se encuentra como una 'abstracción', un remolino, de esa corriente: Bohm dixit).

Digamos que Bohm habló de fuente y estructura como holomovimiento (holoflujo) de un vasto mar energético que genera toda la materia cuando ésta se 'destaca' como abstracción. Sobre un fondo fluyente adimensional (la fuente) emergen las formas (las estructuras), dimensionales. De los órdenes implicados surgen los órdenes explicados. La realidad es la fuente, los órdenes implicados, que emergen como órdenes explicados por una "rotura de simetría" o "apertura" gracias a la cual se pasa de lo adimensional a lo dimensional (las condiciones del terreno). Un wonderful lío.

Anónimo dijo...

Aclaro, que escribí muy rápido. Cuando Bohm habla del orden plegado habla de n-dimensiones, no de adimensionalidad. La adimensionalidad para Bohm tiene un nombre que no es el de holomovimiento: FUENTE. Pero sobre ella no puede hablar como científico, y se lo hace saber a Krishnamurti en "Mas allá del tiempo".

Fíjate en la siguiente imagen que he girado y puesto una flecha que representaría, si te la imaginas adimensional, la fuente (curso) de la que surgiría el Universo gracias a un 'juego' geométrico que haría las veces de pendiente espacio-temporal (tal y como Einstein imaginó la gravedad) por la que se 'precipitaría' esa energía como si de un río se tratase. Como el 'terreno' no es liso sino rugoso (teoría de Lee Smolin y otros) esas pequeñas condiciones 'locales' ayudarían a entender la formación de agujeros negros y la agrupación de la materia (los diminotos rizos de ese mar energético).

Tay dijo...

Gregorio, no te he respondido aun porque me gusta dedicarle un tiempo especial a este tipo de conversaciones, no son para llevarlas con prisa, y prisa es lo que me viene sobrando estos días.

He añadido una sección especial para los temas más comentados, debajo de los mapas de la derecha.

Un saludo

Tay dijo...

Texto leído, interesante, la pena es que no conozco la obra de Bohm, "manque" en smart-landia era muy común ver su nombre escrito.

Texto leído, interesante, la pena es que no conozco la obra de Bohm, "manque" en smart-landia era muy común ver su nombre escrito.

Me has resuelto la duda que no habías entendido.

Básicamente quería decir que tanto natura naturata como natura naturans son "natura" en su inicio, y por tanto, valga la redundancia, su "naturaleza" es la misma.

Otra duda o pregunta, si no es mucha pregunta ya...

Las "condiciones locales del terreno" que afectan al flujo de la fuente... son estructuras, no? pueden tener otro origen?

De ser solo estructuras... todo quedaría encerrado en un espacio muy reducido, fuente que crea estructuras por estar afectada por estructuras... ¿?

Un saludin

Anónimo dijo...

Vaya, acabo de advertir que no envié el enlace a la imagen que puse en el flickr y que quería que vieras. Es éste:

http://farm4.static.flickr.com/3144/2887193629_8f51efb280_o.jpg

Efectivamente (por lógica), lo que une "Natura naturans" y "Natura naturata" es el término "Natura". Pero ahora lo pongo en mayúsculas para distinguirlo de lo que conocemos como biosfera, que sería esa "naturaleza" que el hombre puede destruir. La distinción entre ambas es fundamental aunque ahora no venga a cuento. Centrémonos en la "Natura" como FLUJO (energía: "energeia").

"Natura naturans" sería FLUJO CREATIVO, el aspecto activo de la "Natura", el aspecto que 'crea' o genera estructuras (y éstas, a su vez, condiciones; por este motivo distingo condiciones de estructuras). Digamos que ese proceso generador de estructuras puede llamarse también "Estructura estructurante", pero tal vez este nombre confunda más que aclare.

Bien. Ese flujo creativo PUEDE (si las condiciones 'locales' lo permiten) -es un potencial- generar estructuras; la "Natura naturans" puede generar "Natura naturata". Ese es su PODER. En este contexto, "Natura naturata" sería 'lo creado', 'lo generado'; una "Estructura estructurada", que es como generalmente entendemos las 'estructuras'. Este tema de las estructuras también lo trató Bohm con sucinta claridad, así que lo dejo como entrada para el blog, que lo tengo olvidao. Si quieres, te pasa por ahí y ves lo que dijo y cómo lo dijo. Hay que repensar la noción de estructura, ampliarla, para poder percibirla en toda su dimensión, no sólo como algo 'creado', fijo, mantenido, metaestable, etc.

"Natura naturans" es la acción y "Natura naturata" es el efecto. Pero, como dije, depende bastante de las condiciones en las que se produce el fenómeno. Y las condiciones pueden ser del 'terreno' o de la propia estructura que se está generando. Piensa en un edificio (una estructura rígida para empezar es más fácil de entender). El hecho de que esté ahí, construido, GENERA unas condiciones locales a su alrededor que antes no había. Por ejemplo, si alguien se pone justo delante del edificio no le dará el aire, cuando ese mismo alguien sentía la brisa antes de que el edificio estuviera ahí. No sé si me explico con claridad. Es fácil inferir que las 'estructuras estructuradas' (p.e. el edificio o un animalito) genera nuevas condiciones que antes no se daban: interactúa con su entorno, cambiándolo aunque sea de forma modesta o apenas perceptible.

Bien, todo esto nos lleva a la influencia de las condiciones genéricas o locales. Éstas, pasivamente, condicionan ese PODER generador de manera que si se dan las condiciones adecuadas se PUEDE generar estructuras estructuradas y si no se dan no se podrá generar nada. Las condiciones que se dan en nuestro vasto universo no permiten la generación de muchas 'estructuras estructuradas'. De hecho, creo que el porcentaje de materia 'clara' es bastante pequeñajo; y no digamos nada de las 'estructuras estructuradas' con 'alegría'. Es ínfimo su porcentaje porque se necesitan unas condiciones especialísimas para que PUEDA darse esa generación. Por ese motivo es importante no reducir CONDICIONES a ESTRUCTURAS estructuradas. Hacerlo no nos permitiría entender por qué a veces ese FLUJO CREATIVO actúa y otras veces no lo hace.

Ahora podrías argumentarte que la naturaleza no sólo se crea sino que también se destruye. Bien, aquí podemos ver dos tipos de destrucción. Una pasiva, producto de las condiciones, que es la que generalmente pensamos (gana la entropía a la neguentropía); y una activa, producto del propio PODER generador del FLUJO energético. Si este poder encuentra unas condiciones muy favorables comienza a actuar sin regulación, de modo que cuando excede en mucho el umbral que mantiene estable una determinada 'estructura estructurada' ésta comienza a deteriorarse de algún modo significativo. El hecho de PODER generar no implica que siempre se CREE sino que pasado un cierto umbral esa acción natural DESTRUYE lo creado. Esto debería bastarnos para disipar cualquier atisbo de PROPÓSITO (voluntad) en esa acción. Ese mar energético actúa de modo natural (espontáneo y sin doblez) y, como todo mar que se precie, te acaricia o te golpea (Bruce Lee dixit).

Entender todo este galimatías es comenzar a dar pasos firmes para tener una visión lo más amplia posible. Restringirlo todo a los efectos, a los resultados, es reducir bastante el potencial de la Naturaleza.

Este mismo razonamiento es el que apliqué para la noción amplia de Información que manejo. Pero vamos, que la noción amplia se deduce directamente de la primera acepción de información en el DRAE: "Acción y efecto" de informar (formar por dentro).

Cuando Bohm habla de "Información activa" lo hace en el sentido de la ACCIÓN de formar por dentro ("de informar", de dar forma). No haría falta colocar 'activa' detrás de información si manejáramos ambos aspectos usualmente, pero como no lo hacemos es entendible esa distinción entre la "Información activa" y la "Información pasiva".

Así, "Información como acción" (aspecto cualitativo) es "Natura naturans", "Orden ordenante" o "Estructura estructurante"; "Información como efecto" (aspecto cuantitativo) es "Natura naturata", "Orden ordenado" o "Estructura estructurada".

Anónimo dijo...

Añado, añado, que el desayuno me ha alimentado la imaginación.

Esta forma de visualizar los procesos naturales tan amplia permite adecuarla a contextos cercanos y que no pierda su fuerza. De hecho, podemos afirmar sin temor a errar mucho el tiro que lo que entendemos por "pensamiento" es un flujo creativo/destructivo o una "estructura estructurante" que PUEDE generar ideas, "estructuras estructuradas". Si no tenemos en cuenta el flujo creativo nos quedarían las ideas colgadas de la nada, cuando es evidente que no PODEMOS tener ideas sin pensamiento, por lo que si negamos lo 'estructurante o naturante' estamos negando nuestra misma esencia pensante (aunque ésta pueda ser vista como una 'abstracción' de otra cosa). Sin pensamiento no podríamos tener ideas. Sin noción de orden (ordenante y ordenado) no podríamos reconocerlo cuando lo vemos (aunque sea fugazmente). Es más, sin noción de orden no podríamos ordenar las ideas en un discurso inteligible. Y creo que todo el que niega el orden lo hace ordenando sus ideas o no podría negar nada sin haber llegado a una conclusión 'ordenada' que le hace negar el orden primordial (el ordenante).