El loro de Satán, o de Richard Dawkins (valga la redundancia)
Son muchos los que han escrito sobre el posible origen biológico de la religión, que si existe una región cerebral relacionada con las experiencias místicas, que si el casco de dios, que si la religión resulta o no adaptativa, etc. Incluso algunos nos hemos atrevido alguna vez a escribir sobre las similitudes entre el comportamiento religioso y algunos comportamientos animales (con sorprendentes reacciones).
En estos casos se suelen usar ejemplos de comportamiento de tipo ritual en animales no humanos. Los cerdos de las granjas en las que trabajaba Temple Grandin se alimentaban mediante un sistema de detección de movimiento (al pisar una zona determinada se liberaba el pienso). Como el mecanismo quedaba muy lejos de su entendimiento, acababan desarrollando rituales de movimiento aparentemente absurdos. Por ejemplo, si la primera vez que activaban el dispensador lo hacían andando en círculos, a partir de ese momento relacionaban el "andar en círculos" por esa zona con el "recibir comida". De esta forma lo que esperaríamos que fuese un montón de cerdos acercándose tranquilamente a un dispensador, con el tiempo incluía a animales con comportamientos ciertamente extraños.
Todos somos (con mayor o menos intensidad) victimas de estos razonamientos, en los que la causalidad realiza piruetas absurdas dignas del Circo del Sol, pero la religión es un catalizador perfecto para ellas. Desde el que tiene una camiseta de la suerte hasta el que se santigua al subir en un coche.
Lo curioso es que a penas se leen textos en los que se hable del pensamiento escéptico en otros animales. Animales ateos, que yo sepa, son la mayoría. Aquí un ejemplo, un loro que ha leído muchos libros de Richard Dawkins y (probablemente) adora a Satanás, como todos los ateos (o eso extraigo de este otro vídeo tan genial).
Actualización: Arturo Granados, lector del blog desde Colombia, añade una anécdota que contaba Frans de Waal en su último libro, no la recordé al escribir la entrada, y creo que es perfecta para acompañar al vídeo.
"Esa anécdota se la leí a Frans de Waal en "El bonobo y los diez mandamientos". En el capítulo 4 "¿Dios ha muerto, o sólo está en coma?"; en el apartado "excrementos en un reloj de cuco", (página 104 en mi edición en español) cuenta que cuando estaba en una residencia universitaria en Groninga tenía una grajilla llamada Tjan y una mañana llamaron a la puerta y cuando abrió eran dos mormones que querían explicarle la doctrina de Joseph Smith. Pues bien, Tjan, que siempre volaba libre, lo hizo y fue a posarse justo en la cabeza de uno de ellos, el punto más alto que encontró. Cuando los predicadores vieron esto recogieron sus pertrechos y salieron rápidamente de la habitación y De Waal los escuchó mencionar la palabra "diablo"."
Arturo Granados
Esta entrada es una pequeña excusa para devolver el blog a la vida (cual Frankenstein atado a una cometa de Benjamin Franklin), no estaba muerto, era más algún tipo de criptobiosis (a lo tardígrado). Ahora mismo estoy en Athens (Georgia, USA), he pasado los días terminando el borrador de mi tesis y pronto volveré a la divulgación con más ganas que antes (aunque más viejo, lo cual compensará las ganas seguramente). Mientras tanto tened cuidado con los gatos negros, Satán, Richard Dawkins y con los loros de color rojo.
Tay.
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