La evolución de los robots -Noticias


Hoy mismo he oído decir a un gran personaje ficticio (que no os voy a decir quién es), que, en un juego electrónico, la maquina (computadora/ordenador) no puede mentir para hacer trampas, mientras que los seres humanos sí podemos, y que es eso lo que nos hace realmente especiales.

Quizá esto sea una de esas diferencias fundamentales que tanto nos gustan a los seres humanos, y quizá, como el caso del bostezo contagioso, esta puede ser otra diferencia fundamental... desmentida, pero en este caso en lo que se refiere a la robótica y la IA, pues ya hace tiempo que sabemos de la habilidad para engañar que poseen otros animales.

Dario Floreano, uno de los pioneros en robótica evolutiva*, se ha entretenido diseñando robots (s-bots) que simulan ciertas características que permiten la evolución de la vida y observándolos durante 500 generaciones artificiales por experimento, ha observado comportamientos que, cuanto menos, dan para una entrada en este blog.

Los protagonistas del experimento son unos pequeños robots dotados de movilidad independiente con la capacidad de emitir luz roja o azul y cuyo comportamiento se encuentra influenciado por la presencia de varias zonas de alimento o veneno, uno les permite "vivir" más tiempo cargando su batería, otro les "mata" descargándola.
En un principio el comportamiento de los robots era "totalmente aleatorio" en palabras de D. Floreano, para después seleccionar artificialmente (simulando la selección natural) aquellos robots que mantenían su vida completa, cruzando posteriormente su información "genética" obteneniendo nuevos individuos. Estos cruces se realizaban con una ligera modificación "genética" para, así, poder simular los errores mutacionales, que le dan "salsa" a la evolución... y el que dice "salsa" dice variabilidad, pues sin variabilidad, la selección natural no podría funcionar mucho tiempo.

Pues bien, después de muchas generaciones, comenzaron a observarse (a ¿surgir?) comportamientos de comunicación entre los s-bots, de forma que algunos robots utilizaban señales cuando encontraban alimento (luz azul) y otros que las utilizaban cuando encontraban veneno (luz roja).
¿Que propició la aparición de estos comportamientos cooperativos? Sorprendentemente dos factores que os sonaran, la selección de grupo y el parentesco genético. Al igual que en seres vivos, si el grupo trabaja bien en conjunto, la selección natural puede afectar a grupos como si de organismos completos se tratase, favoreciendo al grupo que mejor funciona (la importancia de este mecanismo en biología es objeto de continuo debate).

(En este video podeis observar el comportamiento cooperativo de los s-bots)

Sin embargo, y aquí viene lo más interesante del experimento, cuando las condiciones de selección de grupo no se daban, el comportamiento de los robots seleccionado podía ser engañoso, de forma que el robot podía emitir señales de alimento lejos de éste, o bien, podía marcar como bueno (luz azul) la zona venenosa, para después desplazarse a la zona de alimento y alimentarse sin emitir luz alguna.
Esto en apariencia es un comportamiento engañoso favorecido por un proceso evolutivo artificial, el engaño puede favorecer la supervivencia del mentiroso, y si el mentiroso sobrevive y se reproduce, mas mentirositos habrá por el mundo utilizando la técnica de su progenitor.

Debemos ser conscientes de que la forma en la que se ha “publicitado” la teoría evolutiva en la sociedad solo recoge este aspecto egoísta, decir que la evolución es “la supervivencia del más fuerte“ es un error como una casa por distintos motivos**, pero si, desde un punto de vista más técnico y preciso, somos conscientes del prisma egoísta con el que observamos la selección natural, quizá nos percatemos de que nos estamos dejando algo atrás, quizá estemos olvidando nuestra faceta colaboradora, para obnubilarnos exclusivamente con la egoísta. Quizá E. O. Wilson tenga la respuesta, y la selección de grupo sea más fuerte de lo que muchos hemos pensado. El origen del altruismo sigue siendo un interesante tema de debate.

Tay.

*un área de la robótica en la que se entretienen fabricando robots que utilizan algoritmos genéticos para simular la evolución biológica. (Desde 1993).

**Se confunde evolución con selección natural y, como diría el propio Darwin, más importante es saber reproducirse que ser fuerte.

Fuentes:
Current biology
NewScientist
Descubierto enLibro de notas

Artículo completo en SciencieDirect

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Si alguna vez tengo un robot, (en mi vejez, en todo caso, y si tengo la suerte de poder pagarlo...)espero que sea como Bender, un poco canalla por fuera pero con un fondo muy tierno.

:-D :-D :-D

Yina

Tay dijo...

Hola Yina

Bender es el robot que todos los Philip J. Fry queremos como colega.

;)

Anónimo dijo...

No se si llegado el caso, contase el robot con una programación para fingir, al efecto de ganar una partida al ajedrez. Serian imbatibles.
Me acuerdo de un episodio de Star Trek relacionado:

En el Enterprise están en serios problemas, como siempre, pero no saben la causa. Sin embargo, Spock se dedica a jugar al ajedrez. Bones, el médico, le recrimina su actitud. Entonces Spock (de momento que yo sepa Manuel no es, todavía, una estrella de cine) le explica que le ha ganado cinco partidas seguidas al ordenador, lo cual significa que está funcionando mal, pues lo lógico es que hiciesen tablas, dado que él mismo lo programó.

En otro episodio:

Data está intentando entender qué es el humor. Decide estudiar algunos ejemplos, se va a la sala de hologramas y le pide al ordenador que le muestre las formas de humor más sobresalientes de la historia. El ordenador contesta entonces a Data (es un robot) que la forma de humor más afamada es una que se desarrolló en el siglo XXIII sobre la matemática cuántica.

Naturalmente, Data no cogió el chiste.

Saludos de Rick

Tay dijo...

Hola Ricky Rubio

El del ajedrez me ha encantado, una lógica muy típica del cine y televisión, los que son iguales, siempre quedan empatados.

El chiste de la matemática cuántica, yo tampoco lo habría pillado y mira que no soy robótico... o al menos no me lo han dicho mis padres aun.

Un saludo