La anosognosia de Nora



Un diálogo entre el doctor y su paciente, para devolver el Método Ranúnculo a este blog.

"-¿Cómo se encuentra hoy Nora?
-Muy bien, doctor, salvo por la comida del hospital. Es horrible.
-Bueno, voy a echarle un vistazo. ¿Puede andar?
-Sí.
(En realidad, durante la semana anterior no había dado un solo paso).
-Nora, ¿puede usar las manos? ¿Puede moverlas?
-Sí.
¿Las dos manos?
-Sí.
(Nora llevaba una semana sin utilizar el tenedor)
-¿Puede mover la mano izquierda?
-Sí, claro.
-Tóqueme la nariz con la mano izquierda.
(La mano de Nora permaneció inmóvil).
-¿Está tocándome la nariz?
-Sí.
-¿Ve que su mano me toca la nariz?
-Sí, ahora está casi tocándole la nariz.
Al cabo de unos minutos agarré el brazo izquierdo sin vida, lo alcé hacia su rostro y pregunté:
-¿De quién es esta mano, Nora?
-Es la mano de mi madre, doctor.
-¿Dónde está su amdre?
En ese momento, Nora pareció desconcertada y miró alrededor en busca de su madre.
-Está escondida debajo de la mesa.
-Nora, ¿ha dicho que puede mover la mano izquierda?
-Sí.
-Demuéstremelo. Tóquese la nariz con la mano izquierda.
Sin la menor vacilación, Nora movió la mano derecha hacia la flácida mano izquierda, la cogió, y la usó como un utensilio para tocarse la nariz. La asombrosa consecuencia es que aunque estaba negando la parálisis del brazo izquierdo, seguramente en cierto nivel sabía que sí estaba paralizado, pues, si no, ¿por qué usa la mano izquierda "de su madre" como instrumento para tocarse la nariz? Da la impresión de que en Nora hay muchas Noras."

Este es un fragmento del libro "Lo que el cerebro nos dice", de V.S. Ramachandran.



Ramachandran relata un caso de anosognosia, un trastorno diagnosticado a aquellas personas que son incapaces de percibir lesiones neurológicas de algún tipo; Gente en silla de ruedas que asegura poder andar perfectamente, cojos que dicen saltar y andar con normalidad o ciegos que afirman poder leer cualquier libro, y a los que si les pides una demostración dicen que no les apetece hacerlo.

Pero no solo la anosognosia es alucinante, como suele ocurrir con los trastornos más raros, tras ellos podemos encontrar autentico oro en forma de información.
Si estos casos, como Ramachandran quiere hacernos ver en este ejemplo, son verdaderamente una muestra de que en el cerebro pueden convivir diferentes intenciones, aspectos de la consciencia (¡o distintas consciencias!) capaces de llevar la disonancia cognitiva al absurdo total... las preguntas ranúnculas pueden acercarnos a lugares inexplorados por la ciencia.

Sabemos que aquello que llamamos conciencia es un compendio de distintas funciones y particularidades de la actividad de ciertas redes neuronales, no es absurdo pensar que si la comunicación entre estas actividades cerebrales se rompe, ellas puedan seguir funcionando por separado. De esta forma, quizás en algunos de estos enfermos verdaderamente estemos asistiendo a fraccionamientos de la conciencia, lo que me lleva a las siguientes preguntas ranúnculas...

¿Y si en ciertos trastornos solo estemos hablando con la consciencia que puede hablar, con aquella que abarca el lenguaje? ¿Y si en la visión ciega (en ceguera cortical total), realmente estemos comunicándonos verbalmente con una versión del individuo*, y gestualmente con otra? ¿y si en el trastorno del cerebro dividido (síndrome de Sperry), aunque sólo nos comuniquemos con una parte del cerebro, la otra tuviese su propio "mundo interior" (qualia, acceso a las emociones, etc...)? ¿Cómo se sentirá dicha fracción?

Son preguntas complicadas, pero merece la pena hacerlas...

Tay

*Aunque hoy sabemos que las distintas áreas del cerebro no abarcan limpiamente las funciones que les atribuimos, a grandes rasgos sí que lo hacen.

1 comentario:

Miguel A. Rojas V. dijo...

Muy interesante y algo inquietante (la historia de Nora).

Voy a intentar hacerme con el libro.

Gracias y un saludo.