Los vestigios de la historia II

Continúo con la transcripción iniciada en la entrada "Los vestigios de la historia"...



"Consideremos la tercera avenida...
En el siglo XVII se llegaba a la zona residencial a pie o a caballo, con el tiempo hubo carruajes... el caballo se enfadaba, el cochero usaba su látigo... luego fueron reemplazados por tranvías a caballo, que iban sobre raíles fijos por esta avenida, luego se desarrolló la tecnología eléctrica, y se construyó la gran idea del ferrocarril elevado... que se llamó "El elevado de la 3a avenida", el cual reinó la calle hasta que fue demolido en 1954.
El ferrocarril fue reemplazado por el autobús y el taxi, que aun son los medios principales de transporte público en la 3a avenida... [...]

Cada paso en la evolución del transporte en la 3a avenida, ha sido conservador, siguiendo una ruta trazada en el siglo XVII. Pero el cerebro es aun más conservador que la ciudad. Si esto fuera el cerebro tendríamos el tranvía a caballo, el ferrocarril y el autobús funcionando de forma simultánea redundante y competitiva, evidenciando claramente los vestigios de la historia
"

Otro magnífico ejemplo de constricción evolutiva, de la mano de Carl Sagan.

Tay.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Después de todo, el hombre se limita a ser el reflejo del propio cerebro. Éste debe ahorrar recursos y aplica la ley del mínimo esfuerzo, y el hombre, lo mismo. La 3ª avenida está ahí, ¿por qué cambiarla si toda la vida se ha desarrollado marcada por su situacíón? Cambian los tiempos, se evoluciona, y el "esqueleto" es la 3ª avenida.

Los vestigios de la Historia son esas marcas profundas en el propio devenir humano, de la misma manera que nuestros grandes éxitos y fracasos marcan nuestras vidas.

La batalla de las Termópilas, la invención de la imprenta o la bomba sobre Hiroshima marcaron los rumbos al igual que la 3ª avenida condiciona el desarrollo de la ciudad. Y mientras tanto, ¿qué pasa con la propia iniciativa humana? ¿sería capaz de "crear" sin condicionamientos anteriores?

Un ejemplo de esta última interrogante podría ser que alguien inventase un escorcio (*).
Y el clásico ejemplo de la primera sería el descubrimiento de una esponja que absorbiese el CO2 de la atmósfera. Vamos condicionados "a la fuerza".
Zalú

(*) Escorcio = NADA (Algo nuevo, rimbombante pero que no sirve para nada)

Tay dijo...

Totalmente de acuerdo. No podemos huir de nuestro pasado, pues somos su resultado. Es, en parte, una demostración más de la segunda ley de la termodinámica. :)