Olvidad los suplementos vitamínicos


Estámos acostumbrados a que la sociedad nos engañe, es el día a día. Las reglas de la sociedad se escriben, hay que definirlas para que sean prácticas, y al definirlas, al establecerles límites, creamos la posibilidad de que alguien se adhiera a esos límites en su beneficio y con nuestro perjuicio.

Sales a la calle y te encuentras con alguien que te cuenta lo bien que le ha ido usando flores de Bach, o lo mucho que ha adelgazado con su nueva dieta macrobiótica. Entonces te giras y te cruzas con un tipo en bicicleta, lleva las piernas cubiertas de esas tiras de colores (kinesiotaping) que sabes que no sirven para nada. Empiezas a dudar de la cordura de la humanidad, un mundo de locos donde los caraduras tienen vía libre para engañar a cualquiera. Sigues con rumbo a la farmacia y descubres que en el cristal de la puerta anuncian estar especializados en homeopatía, "¿me leerán el futuro en las líneas de las manos?" piensas, menos mal que tu no caes en esas cosas. Últimamente te encuentras algo cansado, por eso has ido a comprar un suplemento vitamínico, a ser posible uno con vitamina C, ¡no quieres resfriarte!.

Cuando llegas a tu casa echas el contenido del sobre en un vaso y te lo tomas. La vitamina C se va por el váter en tu próxima visita. La cafeína (que contiene el sobre) te hace sentir más despierto, cosa que atribuyes a las vitaminas, y lo mejor de todo, por algún motivo que aun no está demasiado claro aumentas tus posibilidades de desarrollar un cáncer, el riesgo de un infarto, y reduces tu esperanza de vida.

Esto es lo que sabemos de los suplementos vitamínicos, las evidencias son claras. Ahora pon la televisión, comprueba como añaden vitaminas a todo, como incluso en los medicamentos tipo frenadol/aspirina añaden la coletilla "con vitamina C contra el resfriado", saben que te están engañando. Ve a la farmacia y pregunta, que te den referencias científicas, no solo vas por las pastillas de azúcar a precio de oro (homeopatía), pregunta por los suplementos vitamínicos.

Os recomiendo muy mucho este artículo de The Atlantic "El mito de las vitaminas, ¿por qué creemos que necesitamos suplementos?" (en inglés)

Os extraigo y traduzco este fragmento:

"El 10 de octubre de 2011, investigadores de la Universidad de Minesota encontraron que las mujeres que habían tomado suplementos vitamínicos morían más que aquellas que no lo había hecho. Dos días después, investigadores de la Clínica de Cleveland descubrieron que los hombres que habían tomado vitamina E habían incrementado el riesgo de cáncer de próstata. "Ha sido una semana dura para las vitaminas" dijo Carrie Gann de ABC News. 

Estos descubrimientos no eran nuevos. Siete estudios previos habían mostrado previamente que las vitaminas incrementaban el riesgo de cáncer, de infarto, y que acortaban la esperanza de vida. Todavía, en 2012, más de la mitad de todos los americanos toma alguna forma de suplementos vitamínicos"

Esto no quiere decir que las vitaminas sean malas, ojo, siguen siendo necesarias para vivir, pero con una dieta normal ya tenemos todas las que necesitamos, hacéos un favor y olvidad los suplementos vitamínicos.

Tay

8 comentarios:

Hugo dijo...

Es un hecho: cada vez hay más hipocondríacos. No solo en mi familia, sino en general en todas partes. La casa de mi padre parece la casa de Santiveri :P

Y este fenómeno, sin duda, no es un fenómeno aislado. En mi opinión, está fuertemente relacionado con el aumento de la soledad y del individualismo, provocado no solo por un cambio de valores de tipo cultural, sino también y recíprocamente por un cambio de tipo estructural en el modelo económico, político y urbano. Aunque esto ya se sale un poco del post y no quisiera dar la brasa, je... En mi protoensayo digo cosas parecidas, para quien desee indagar ;o)

Buen post.

Tay dijo...

Hugo

Muchas veces informar a medias es más peligroso que no informar. Es como el uso de antibióticos, la gente prefiere tomarlos "por si acaso" de forma irresponsable e innecesaria a tener que informarse y saber cuando usarlos.

Aunque este asunto tiene un factor extra que es el interés económico.

No veo la relación con el individualismo :S
Me has informado a medias y ahora estoy en terreno peligroso, como los que no saben usar antibióticos ¡tendré que terminar de leer el protoensayo! :D

Hugo dijo...

Según tengo entendido, la hipocondría es, por así decir, un tipo de depresión. Y la depresión tiende a aparecer allí donde la introversión es mayor y las relaciones personales afectuosas son menores, tanto en número como en intensidad. Es decir, la depresión tiende a aumentar en aquellas sociedades, como la nuestra, en las que el individuo se encierra más en sí mismo, en las que se pierden progresivamente ciertos referentes naturalmente necesitados por el individuo, como son, a mi juicio, la vida en comunidad, la naturaleza cercana como moderadora del estrés (hay un artículo que se titula justamente así, je...), el desarrollo interior, etcétera.

En fin, son ideas que habría que desarrollar y probar con más detenimiento. Lo mío es informar a medias, ya tú sabes :P

En cualquier caso, te dejo todo lo que he reunido:

http://es.scribd.com/doc/157647033/El-mundo-al-reves-breve-historia-invertida-del-mundo#page=66

Un saludo ;o)

Tay dijo...

Ahí esta lo que me faltaba, esa relación entre la hipocondria y la depresión.

Si la relación es correcta, entonces estoy de acuerdo :)

Aunque... a decir verdad, considerar la hipocondria una depresión me resulta demasiado simplista.

En mi opinión (totalmente personal) la hipocondria puede despertarse de formas muy distintas a la depresión. Una de ellas es la mala información, aquella que lleva a la gente a pensar que todas las bacterias son malas, por ejemplo. Y al ser una actitud activa, de lucha contra esas amenazas ficticias, no la veo muy compatible con lo que entiendo por depresión.

Aunque imagino que la depresión puede conducir a una hipocondria en algunos casos.

Me reitero en remarcar mi desconocimiento del tema. :P

Hugo dijo...

Yo también reitero mi considerable desconocimiento del tema ;o)

Lo que ocurre es que el otro día me envalentoné. Leí a Enrique Rojas decir que la hipocondría es "una submodalidad de la depresión" y me dije, esta es la mía :P

En cualquier caso, estoy de acuerdo en tener muy en cuenta el factor "desinformación". Como digo al final del ensayo, "los humanos en general y los urbanitas en particular estamos ante una situación de complejidad y desinformación tan acuciantes que la única manera de salir de ella pasa necesariamente por leer más y mejor".

Tay dijo...

Jajajaja muy de acuerdo! : )

JoanGalve dijo...

Muy buen post.

Y permitirme que intervenga en vuestra conversación.
Cuando escucho a alguien quejarse de lo cansado que va, que el trabajo le estressa mucho, que no tira, etc., me viene a la cabeza lo que decía mi padre:
Véte a la siega!
Con esta frase condensaba su opinión de que no tienes ni idea de lo que es estar cansado, pero satisfecho por haber hecho el trabajo.
Si, coincido con Hugo en su opinión. Además, estamos demasiado habituados a ir al médico/farmacéutico en busca de pastillitas que lo arreglen todo.
Quizás antes, esa función la ejercían los curas de pueblo, que al escuchar la confesión aliviaban el espíritu... jeje.

Tay dijo...

Joan

Sin duda, en la ciudad nos hemos endurecido en unos aspectos, pero ablandado en otros. Ambos en el mal sentido : P