La extinción de los anfibios en el siglo XXI (1ª parte)

Hace ya algunos meses que tuve la suerte de leer "La extinción de los anfibios en el siglo XXI" en su "versión beta", desde entonces miro con mucho más recelo y cuidado los productos que uso, desde el plástico de la botella en la que bebo, hasta la piel de la fruta que me llevo a la boca... y es importante, pues, aunque es tan peligrosa la ignorancia como la costumbre, sin romper con la primera no podemos acabar con la segunda.

"La extinción de los anfibios en el siglo XXI" acaba de salir a la venta, y he aprovechado para hacer una entrevista a su autora, para que nos cuente por qué es importante su lectura.

(He dividido la entrada en dos partes, he aquí la primera)

¿Por qué una especialista en Parasitología escribe un libro sobre anfibios? ¿Cuál ha sido su motivación?

-Este no es un libro sobre anfibios, es un libro que trata de lo mal que se está gestionando nuestro mundo; degradación medioambiental, contaminación química, de cómo la vida de los débiles se menosprecia…entre esos seres débiles están también, por supuesto, los anfibios.

De todos modos eso no tiene nada que ver con su trabajo.

-Sí que está relacionado, me muevo en el mundo de las llamadas enfermedades tropicales, las que afectan a los más pobres entre los pobres. Los factores que las determinan son los mismos que causan la muerte de ranas, sapos, salamandras, tritones y cecílidos. Es el mundo de los ricos el que asfixia y mata a los desprotegidos. Hay vidas que no importan, que no rinden dinero. Pueblos enteros van a desaparecer si no se frena el SIDA, por ejemplo, mientras el dinero se malgasta y dilapida en otros fines.

¿Por qué mueren los anfibios?

-Mueren, se desvanecen, desaparecen en todo el mundo. Su piel está desnuda, respiran por ella, son extraordinariamente sensibles a los químicos. Moléculas alienígenas, de síntesis, se fumigan por toneladas en el medio ambiente. Tras ellas se esconde el negocio (o “negocidio”) más rentable que nunca hubiéramos podido imaginar. Se envenena la tierra, el agua dulce, el mar, el aire, nuestras casas, no sólo los anfibios se afectan también nosotros.

¿Es posible que los gobiernos permitan el uso de venenos conociendo sus efectos sobre los ciudadanos?

-Sí, la evidencia científica es clara, patente; la fertilidad masculina disminuye de forma alarmante, aumenta el cáncer (ya afecta a 1 de cada 2 varones a 1 de cada 3 mujeres), el Parkinson ya está asociado a los pesticidas… tenemos claro lo que nos va a matar.

¿Por qué se usan esos venenos?

-Bueno, la historia no es nueva, lo que sí es nuevo es la extensión del problema. Nunca el mundo ha convivido (o “convimuerto”) con tanta química, detrás de las ranas mutantes (busquen “deformed frogs”), las hermafroditas, las ciegas, las comidas vivas por los hongos vamos todos los demás. O se toman medidas políticas drásticas de presión política o nos acercamos velozmente a la más espantosa de las pesadillas.
El uso de químicos está extendido en muchos frentes, creo que el más importante cuantitativamente es el ligado a la agricultura. Hay que destacar el desarrollo de plantas transgénicas (soja, maíz…) resistentes a un veneno poderoso, el glifosato (Roundup). El gran negocio consiste en fumigar con él y matar al resto de las plantas que no son resistentes. Negocio sucio que envenena nuestro medio, acaba con la biodiversidad y nos llevará a la muerte.

Pero, si se sabe que esos productos son venenos ¿por qué se continúan usando?

(continúa en la siguiente entrada)

Tay.
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