Johanna H. Meijer y Yuri Robbers colocaron ruedas de ratón en un parque de ciudad, en una zona resguardada donde no era posible el acceso a las personas. Allí colocaron también unos sensores conectados a cámaras de visión nocturna y al lado de las ruedas, algo de comida. Esperaron y acumularon más de 200.000 grabaciones (de las cuales han analizado 12.000) durante 3 años.
¿El resultado? Éxito rotundo, ratas, ratones, ranas e incluso babosas aparecían en las grabaciones utilizando la rueda. Algunos ratones bajaban de la rueda y volvían a subir, algo que sugiere que este no era un comportamiento accidental, verdaderamente disfrutaban de la rueda. Con el tiempo los investigadores decidieron eliminar la comida que dejaban cerca de las ruedas ¿y si el éxito se debiese solo a esto? Pues los bichos seguían acudiendo a disfrutar de su ejercicio (en menor número, eso sí).
Lo normal era que un ratón estuviese de media cerca de un minuto, pero un quinto de las veces corrían más de un minuto, ¡uno de ellos se mantuvo corriendo por 18 minutos!
Un experimento ciertamente sencillo y curioso que nos dice mucho acerca del bienestar animal de estos bichos a los que se les debe tanto. ¡Ah! y parece que Konrad Lorenz ya se percató de esto mismo, como comentan en el artículo, decía que los ratones escapados (y previamente acostumbrados al ejercicio en una rueda) volvían a entrenar si se les dejaba una accesible.
Aquí el vídeo : )
Tay
La noticia la he descubierto gracias al Facebook de Frans deWaal
El artículo enlazado por el en ScienceNews
el artículo original aquí
1 comentario:
Lo de los ratones, vaya..., pero la rana y el limaco (o babosa) creo que se metieron por accidente y no podían salir los pobres :_(
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