Preguntemos al Oráculo

Esta es mi aportación al debate a cerca de prohibir las corridas de toros en Cataluña, aunque me he mantenido al margen en el blog, pues el blog mismo es un argumento que puedo dar, después de leer la terrible mezcla de falacias del antes filósofo (ahora creo que artista) Fernando Savater (aquí), creo que es mejor tomar un papel más activo.

En la antigua Grecia, cuando se quería conocer la solución a un problema, o cuando se quería saber qué decisión tomar ante la vida, no se recurría únicamente a debates, ellos se acercaban al pié del monte Parnaso y, en el templo allí erigido a Apolo, preguntaban al Oráculo de Delfos, allí, el sacerdote debía interpretar los balbuceos de las sacerdotisas del oráculo, balbuceos que contenían la respuesta de Apolo (o de Dionisos en su defecto) a las cuestiones de los mortales.

Uno de estos sacerdotes fue Plutarco, el famoso historiador y moralista griego.
Como si pudiésemos preguntar al mismísimo Oráculo de Delfos, aquí tenemos su opinión... (Os advierto que el texto no es muy agradable)

"Comamos carne, con tal de que sea para cubrir la necesidad, no para satisfacer la gula o el deseo; matemos a un animal, pero hagámoslo al menos con conmiseración y tristeza, no por juego o por placer, ni con crueldad, como se hace ahora de maneras diversas: unos matan a los puercos con hierros calentados al rojo vivo, para que la sangre derramada por el hierro ardiente que la atraviesa haga la carne más tierna y delicada; otros saltan con los dos pies sobre el vientre de las cerdas preñadas y a punto de parir pisándolas y golpeándoles el vientre y las ubres para hacer con la sangre, la leche y el cuajo del fruto concebido, todo confundido y mezclado poco antes de llegar a su madurez (¡oh Zeus purificador!) Un apetitoso manjar con la parte del animal más estropeada y corrompida. Otros cosen los ojos de las grullas y las ocas, y las encierran en un lugar oscuro para engordarlas con extrañas mezclas de higos secos, para que su carne sea más delicada y golosa, de donde se deduce que claramente no es en absoluto por necesidad de alimento, ni por hambre o indigencia por lo que lo hacen, sino por gula y por innecesaria curiosidad y afán de cosas superfluas, que les impele a recurrir a la injusticia como fuente de placer"

Plutarco. Sobre Comer Carne.

Tay.

PD: Para leer una estupenda crítica al texto de Savater, visitad este enlace en "La lógica del Titiritero"
Para seguir más de cerca el debate acerca de las corridas de toros, "Los monos también curan"
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